Cuando llegó a Europa en 1960, Alberto Cortez era un joven influenciado por el tango y el folclore de su país. No tardó en convertirse en un cantante de éxito, pero su herencia musical más la influencia de la canción francesa, sobre todo la del belga Jacques Brel, lo transportaron desde esa imposición inmediata como intérprete a la revelación de un brillante cantautor. Canciones como "Distancia", "Callejero", "Cuando un amigo se va", "A partir de mañana" o "La vida", que da título a esta suerte de biografía, se convirtieron en clásicos. A lo largo de cinco décadas de carrera, el argentino fue respaldado tanto por el público como por la prensa especializada, que reconoció además su talento como adaptador de textos de otros poetas, entre ellos Antonio Machado y Miguel Hernández. "Retrato" y "Las moscas" fueron éxitos tanto en su voz como en la de Joan Manuel Serrat, al igual que las "Nanas de la cebolla".
Son incontables las giras que Alberto Cortez ha realizado y realiza a ambos lados del océano, y la estela de su talento ya está arraigada en varias generaciones de hispanohablantes desperdigados por todos los rincones del planeta. Y esta semblanza biográfica, con testimonios de familiares, de amigos, de personalidades de la cultura de España y Latinoamérica en general, de las máximas figuras de la música contemporánea, pero sobre todo con la palabra de Reneé Govaerts, su esposa, y la de él mismo, viene a acercarnos su figura humana, a reencontrar al artista con el hombre.