La construcción europea atraviesa momentos difíciles: los reveses al proyecto de Constitución de los referendos francés y holandés, la incorporación de diez nuevos miembros, la división a raíz de la Guerra de Irak. Sin embargo, estas espinosas encrucijadas suelen constituir también una ocasión propicia para la reflexión y el debate, para enfrentar viejos miedos, desechar prejuicios y alentar nuevas expectativas.

El congreso Buscando imágenes para Europa, que el CBA y la Universidad Autónoma de Madrid organizaron el pasado octubre, supo acomodarse en esta encrucijada y construir un verdadero foro de reflexión y discusión desde y para la sociedad civil europea. Pues por muchas -y loables- que sean las medidas que puedan tomar los gobiernos nacionales y las instituciones de la Unión para fomentar una integración que vaya más allá de la convergencia económica, lo cierto es que es tarea de toda la ciudadanía reforzar las relaciones entre los pueblos de Europa.

En palabras de Félix Duque, coordinador del congreso, se trataba de buscar -sin ni siquiera la confianza de ir a encontrarlas- «imágenes simbólicas que puedan ligar una cosmovisión europea secular y laica a un "orden del corazón" como fondo último "sentimental" (en el sentido de Rousseau y de Kant) de la sociabilidad, fundamento y acicate a su vez de un orden político vigoroso en este Viejo Continente». Para ello, pensadores del ámbito de la filosofía tuvieron ocasión de enfrentar sus posiciones y discutir con intelectuales del campo del pensamiento político, que prestaron el necesario contrapunto en un congreso marcado por la reflexión estética desde su mismo título. En definitiva, el encuentro fue más allá -pero también más acá- del habitual tratamiento socioeconómico y político de la construcción de la Unión Europea, construyendo una mirada inédita y necesaria sobre Europa.