Este virus que nos vuelve locos
Editorial LA ESFERA DE LOS LIBROS, S.L
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Antes de la llegada del coronavirus, la humanidad ha vivido pandemias más letales, pero, hasta ahora, nunca se había confinado a escala global ni había dado pie a tanta retórica obsesiva.En este libro, el reconocido filósofo francés
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- ISBN13 9788491648871
- ISBN10 8491648879
- Tipo LIBRO
- Páginas 128
- Colección VARIOS #
- Año de Edición 2020
- Idioma Castellano
- Encuadernación Rústica
- Audiencia General / "Trade"
Materias
Filosofía ContemporáneaEste virus que nos vuelve locos
Editorial LA ESFERA DE LOS LIBROS, S.L
Antes de la llegada del coronavirus, la humanidad ha vivido pandemias más letales, pero, hasta ahora, nunca se había confinado a escala global ni había dado pie a tanta retórica obsesiva.En este libro, el reconocido filósofo francés
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Detalles del libro
Antes de la llegada del coronavirus, la humanidad ha vivido pandemias más letales, pero, hasta ahora, nunca se había confinado a escala global ni había dado pie a tanta retórica obsesiva.
En este libro, el reconocido filósofo francés Bernard-Henri Lévy intenta hacer un balance de este Primer Pavor Mundial, que nos ha dejado una realidad más inverosímil que la ficción. Lévy no aborda aquí lo que el virus ha «dicho», sino lo que el mundo le ha hecho decir. No le interesan las «lecciones» que hay que extraer de la pandemia, sino el delirio interpretativo de cada uno como augur del «mundo de después» en un momento en que está solo consigo mismo. Un «mundo de después» secuestrado por dos fuerzas. Por un lado, los «rentistas de la muerte» y los tiranos persuasivos que aprovecharán esta emergencia sanitaria y el delirio higienista para ahogar a sus pueblos o expandir su imperio. Y, por otro, los declinistas , los que optan por el decrecimiento, los colapsólogos y otros adalides de la penitencia, que disfrazan su egoísmo de autosacrificio y, so pretexto de que nada debe «volver a ser como antes», pasan sin pena alguna el duelo por las mejores virtudes de la civilización occidental.
El autor teme que los paladines del confinamiento, adictos al espacio virtual y a las pantallas, le cojan el gusto a la vida retirada y se despidan del mundo por mucho tiempo.