Las protestas colectivas progresistas, canalizadas fundamentalmente por el movimiento 15-M y el sindicalismo, tienen un nuevo carácter. Se expresa una ciudadanía activa, en otro ciclo de la movilización social. Frente a la crisis sistémica y la política de austeridad se ha conformado una corriente social indignada. Un heterogéneo campo social se opone a los recortes sociales, exige otra orientación socioeconómica, critica la gestión de la clase gobernante y demanda la democratización del sistema político. Se reafirma la cultura democrática y de justicia social, junto con mentalidades juveniles más igualitarias. ¿Cuál es el impacto cultural y político de estos hechos? Tras su evaluación, se analizan las características de la acción colectiva y los movimientos sociales, así como las opciones sociopolíticas, la necesaria renovación de las izquierdas, los componentes de una teoría social crítica y las dificultades y perspectivas de cambio social.