Cuando asistió a la reunión por el quincuagésimo aniversario como egresado de la Facultad de Medicina, Irvin Yalom no imaginaba que cambiaría su vida. Entre los presentes estaba Bob Berger, su mejor amigo desde aquellos días de estudiante.
Único superviviente de una familia de una familia húngara de origen judío, a los diecisiete años Bob logró escapar de los nazis y se exilió en Estados Unidos, donde con el tiempo se convirtió en un cardiocirujano de prestigio. Desde entonces su vida se desarrolló en dos planos: uno diurno, como profesional reconocido y padre de familia, y otro nocturno, en el que fragmentos de aquel terrible pasado se colaban en sus sueños. Yalom conocía todo sobre la vida pública de su querido colega, pero en cincuenta años éste no le había hablado jamás sobre la oscuridad que lo atormentaba. Hasta esa noche en que el amigo se convertiría en paciente por un rato. Ninguno de los dos sería el mismo luego de esas sesión improvisada en un fin de fiesta.