Hay una vena misógina antiquísima, milenaria, que se pierde en la noche de los tiempos. Pero Lope se desmarca de ella. Porque las mujeres no fueron para Lope solo un radiante objeto de deseo, sino que virtudes que otros atribuían exclusivamente a los varones (prudencia coraje, osadía, inteligencia...) quedan encarnadas en muchas de las protagonistas de sus comedias. Y El alcalde mayor es su mejor ejemplo. Obra especialmente singular, porque, dentro de los cánones del nuevo teatro creado por el p...
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