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DF Especial Nº12: Panzer. Vol. 1 (1939-1940). El triunfo de la Blitzkrieg (Desperta Ferro)

Editorial DESPERTA FERRO EDICIONES S L N E

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Los carros de combate alemanes 1918-1941 por Richard L. di Nardo (Marine Corps Command and Staff College) Muchos observadores han atribuido la extraordinaria sucesión de é...

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DF Especial Nº12: Panzer. Vol. 1 (1939-1940). El triunfo de la Blitzkrieg (Desperta Ferro)

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Los carros de combate alemanes 1918-1941 por Richard L. di Nardo (Marine Corps Command and Staff College) Muchos observadores han atribuido la extraordinaria sucesión de é...

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Detalles del libro

Los carros de combate alemanes 1918-1941 por Richard L. di Nardo (Marine Corps Command and Staff College)

Muchos observadores han atribuido la extraordinaria sucesión de éxitos experimentados por el Ejército alemán durante los años 1939-41 a su habilidad para emplear el que fuera uno de los iconos de laBlitzkrieg, el carro de combate. La fuerza acorazada alemana de aquella época era una organización abigarrada que empleó una gran variedad de modelos distintos. El presente artículo se centrará en el desarrollo de estos vehículos de combate en el Ejército alemán desde su debut en la Primera Guerra Mundial hasta el final del periodo de la guerra relámpago.

Hasta el día de hoy se ha considerado al general de ejército Heinz Guderian como “el creador de la Panzerwaffe alemana”. El propio Guderian lo expresa así en sus Recuerdos de un soldado, donde dice que fue un “tuerto en el reino de los ciegos” y que, en su condición de visionario, tuvo que librar duras batallas para atravesar el “muro reaccionario” levantado por los opositores a sus teorías. Sin embargo, nuevas investigaciones demuestran que los hechos no fueron así. La realidad es que la Panzerwaffe y su doctrina tuvieron varios creadores, y en ningún caso fue Guderian la personalidad decisiva en este proceso.

En 1922, la URSS y la Alemania de Weimar firmaron el Tratado de Rapallo, por el cual normalizaban sus relaciones. Tras Rapallo, altos oficiales alemanes y soviéticos mantuvieron negociaciones secretas que configuraron las bases para los intercambios militares y el establecimiento de iniciativas conjuntas en suelo soviético, donde los alemanes podían sortear las restricciones del Tratado de Versalles. Entre 1922 y 1926 se construyeron en la Unión Soviética dos instalaciones militares conjuntas y varios proyectos empresariales. Alentados por estos resultados iniciales, firmaron, el 2 de diciembre de 1926, un acuerdo para establecer un centro de guerra acorazada en algún lugar en las inmediaciones de Kazán, en Tartaristán. Esta instalación sería conocida como “Kama”.

Si bien la Luftwaffe envió a nuestra guerra los prototipos y series previas de sus aviones más modernos, así como su armamento de vanguardia, para evaluar comportamientos y ensayar las nuevas tácticas acordes a sus novedosas características; por el contrario, el Heer no demostró el menor interés en comprobar en los campos de batalla españoles las tácticas de sus unidades blindadas, que tenía ya definidas, ni en revalidar los modelos de carros de combate con que había decidido equiparse. Con los medios blindados enviados a España no podían llevar a cabo ningún estudio novedoso por varias razones. La primera era que los carros fueron entregados a tripulaciones del país y puestos bajo mando y dependencia operativas igualmente españoles. La segunda, que los modelos enviados eran los más primitivos y menos eficientes que tenían, y que su reemplazo en las Panzerdivisionen estaba previsto para el mismo momento en el que pudieran contar con otros modelos más avanzados; por ello, poco interés podía extraerse de las conclusiones de su empleo.

A pesar de todos los debates y discusiones que se sucedieron durante el periodo de entreguerras, al estallar la Segunda Guerra Mundial nadie sabía exactamente cuál sería el papel de los carros de combate en el campo de batalla, ni cómo tendría que organizarse, exactamente, una gran formación de estas armas. La historia de estas formaciones demuestra que, aunque las divisiones Panzer que invadieron la Unión Soviética contenían menos tanques que antes, esto tenía menos importancia que la predicha por los entusiastas de preguerra. De hecho, lo que evidencia la tendencia que orientó la historia de su organización, que vio como poco a poco se iban incrementando y desarrollando los componentes no acorazados de las mismas, es que la clave del éxito estuvo en la creación de una fuerza de combate de armas combinadas capaz de enfrentarse a cualquier situación.

EL PzKpfw II fue un carro de combate ligero y versátil al que se le dieron múltiples usos en los primeros compases de la guerra, y, cuando quedó obsoleto en su rol de carro ligero en Rusia y el norte de África, se encontraron nuevas formas de emplearlo. Como cazacarros, daba apoyo a la infantería en combate contra masas de tanques enemigos, y el cañón autopropulsado Wespe se erigió como un efectivo sistema de armamento que proporcionó a la artillería de las divisiones Panzer la movilidad necesaria durante la segunda mitad de la guerra.

El 8 de septiembre de 1939, a las 17.12 horas, el Ejército alemán lanzó su primer ataque sobre un centro urbano de importancia: Varsovia, la capital de Polonia. La acción tuvo lugar una vez reagrupada la división en la periferia, tras haber efectuado una marcha forzada de unos 60 km desde la región de Rawa Mazowiecka. Los objetivos del ataque estaban en el centro de la ciudad, donde se ubicaban los edificios gubernamentales, entre ellos los del Ministerio de Guerra y el Estado Mayor General, y los puentes sobre el Vístula. Se suponía que una fuerte posición defensiva bloquearía la vía principal que se aproximaba a Varsovia desde el noroeste, por donde se esperaba que se retiraran las tropas polacas.

En la guerra de 1914-18, Alemania había tenido una experiencia escasa en la producción de carros de combate o en la motorización, pero, a posteriori, apoyó con gran entusiasmo el concepto de guerra mecanizada e impulsó el más alto nivel científico con el fin de desarrollar las armas más efectivas posibles con el presupuesto existente. Para ello, hubo que incrementar la capacidad fabril, es más, hubo que crear desde cero un sector industrial que fuera capaz de producir carros de combate de alta calidad en la cantidad requerida por la Wehrmacht, y siempre en función de los presupuestos y las materias primas disponibles.

El 11 de enero de 1934, el inspector de las fuerzas motorizadas realizó una petición específica para el desarrollo de dos tanques diferentes: uno ligero, de apoyo, y un tanque medio artillado con un cañón contracarro. Las especificaciones para el segundo, enviadas en 1935, requerían un vehículo de orugas de 15 t, equipado con un cañón de 37 mm. El primer prototipo, denominado ZW PzKpfw III Ausf. A fue fabricado ese mismo año y los primeros tres vehículos fueron enviados en 1936 a la 1.ª División Panzer para su evaluación, seguidos por otros siete ejemplares.

Mientras que la Panzerwaffe disponía, en 1940, de una única estructura para sus divisiones acorazadas, las Fuerzas Armadas francesas disponían de dos bien distintas: las divisiones ligeras mecánicas de la caballería y las divisiones acorazadas de la infantería. Ambas tuvieron que enfrentarse con los alemanes durante la campaña del oeste, con resultados diferentes. Las primeras aguantaron el tipo en Hannut entre el 12 y el 14 de mayo, infligiendo al enemigo tantas bajas como sufrieron; las segundas acabarían fracasando. Precisamente, la historia de la batalla de Flavion, el 15 de mayo, es la de como las grandes divisiones acorazadas galas fueron incapaces de resistir el empuje de los Panzer, más ágiles, con mejores comunicaciones, muy bien coordinados con las demás armas y con el apoyo constante de la aviación. Al final de la jornada, apenas quedaba nada de los impresionantes carros de combate B1 bis, mientras que los vehículos alemanes, más ligeros, marchaban hacia la victoria.








Sturmgeschütz en Francia por Hans Wijers

Junto con los Panzer, los alemanes iban a utilizar un amplio muestrario de vehículos acorazados, entre ellos los cañones de asalto blindados pertenecientes al arma de artillería, en origen pensados para dar apoyo a la infantería y que, con el tiempo, iban a convertirse en un elemento fundamental de las divisiones Panzer. A continuación siguen algunos extractos, correspondientes a la campaña de Francia de 1940, del diario del cabo Heinrich Engel, quien combatió en la 660.ª y 259.ª Brigada de Sturmgeschütz y acabó condecorado con la Cruz de Caballero.









Tschechenpanzer, carros checos al servicio de los alemanes por Thomas Anderson

El término Tschechenpanzer fue un apelativo insolente, muy utilizado, con el que los alemanes se referían a los carros de combate checos que emplearon en la guerra. El proceso que llevó a la utilización de estos tanques en las Fuerzas Armadas alemanas puede remontarse a 1938. Entonces, la situación política europea era tensa. Tras la llegada de Hitler al poder en 1933 y con la anexión de Austria cinco años después, el Reich alemán había vuelto a adoptar un papel activo, y agresivo, en Europa, todo ello con el apoyo tácito de la Entente, los aliados victoriosos de la Primera Guerra Mundial, que no habían intervenido para oponerse. La consecuencia de ello fue que la política internacional de Hitler se hizo cada vez más atrevida y, en breve, la República Checoslovaca, su vecino oriental, iba a convertirse en su siguiente víctima.