Don Juan o el Festín de piedra; Anfitrión
Editorial EDICIONES CATEDRA, S.A.
España peninsular
Cuando " Tartufo " aún estaba prohibido, al día siguiente del estreno de " Don Juan o el Festín de piedra " (1665), la censura empezó por eliminar algunas frases. Tras la séptima función, se le indicó discretamente a Molière que echase def...
Leer más...- Editorial EDICIONES CATEDRA, S.A.
- ISBN13 9788437636573
- ISBN10 8437636574
- Tipo LIBRO
- Páginas 352
- Colección Letras universales #
- Año de Edición 2017
- Idioma Castellano
- Encuadernación Rústica
Materias
Teatro En CastellanoDon Juan o el Festín de piedra; Anfitrión
Editorial EDICIONES CATEDRA, S.A.
Cuando " Tartufo " aún estaba prohibido, al día siguiente del estreno de " Don Juan o el Festín de piedra " (1665), la censura empezó por eliminar algunas frases. Tras la séptima función, se le indicó discretamente a Molière que echase def...
España peninsular
Detalles del libro
Cuando " Tartufo " aún estaba prohibido, al día siguiente del estreno de " Don Juan o el Festín de piedra " (1665), la censura empezó por eliminar algunas frases. Tras la séptima función, se le indicó discretamente a Molière que echase definitivamente el telón sobre la obra. El seductor les parecía un hombre sin costumbres, sin conciencia ni religión, capaz de creer únicamente en que " dos y dos son cuatro " . En " Anfitrión " los cortesanos vieron los escarceos iniciales de Luis XIV tras una dama de compañía de la reina. La anécdota no es un reproche de Molière a su protector: la incrusta de forma natural en el esquema heredado de Plauto para construir una comedia galante.
Cuando "Tartufo" aún estaba prohibido, al día siguiente del estreno de "Don Juan o el Festín de piedra" (1665), la censura empezó por eliminar algunas frases. Tras la séptima función, se le indicó discretamente a Molière que echase definitivamente el telón sobre la obra. El seductor les parecía un hombre sin costumbres, sin conciencia ni religión, capaz de creer únicamente en que "dos y dos son cuatro". En "Anfitrión" los cortesanos vieron los escarceos iniciales de Luis XIV tras una dama de compañía de la reina. La anécdota no es un reproche de Molière a su protector: la incrusta de forma natural en el esquema heredado de Plauto para construir una comedia galante.