Los eventos adversos extraordinarios son considerados tales cuando constituyen sucesos súbitos, imprevistos y/o devastadores que provocan alteraciones y daños importantes. 

Se los denomina emergencias cuando es inminente su ocurrencia o se está produciendo y requiere una intervención inmediata o cuando es de carácter focalizado, con múltiples damnificados y/o víctimas y masivos por su gravedad, daños provocados y extensión. 

Se los denomina desastres cuando el impacto y progresividad es estructural y afecta a sujetos, comunidad, bienes, servicios, ambiente y desborda o colapsa el sistema de respuesta. 

Este desborde puede producirse en algunas situaciones más allá de la cantidad de víctimas, ya que pueden provocarlo: la falta de prevención, de preparación adecuada o no contar con los recursos necesarios para afrontar el evento. 

En relación a la intensidad y violencia del impacto como la capacidad de absorción o no de sus consecuencias bio-psico-socio-ecoambientales, estos eventos pueden generar serias exigencias y crisis adaptativas a los/las impactados y damnificarlos en distintos aspectos que hacen a su salud, a su cotidianeidad, debido a las pérdidas sufridas tanto de personas significativas como en general, esto es, de su actividad formativa, laboral, social, económica, de servicios; también por la alteración y daños producidos en su hábitat, en lo eco-ambiental y en sus referencias identitarias.

Esta libro, casi un tratado, desarrolla todas las etapas por la que pasa una sociedad sujeta a estas experiencias de vida.