Nadie puede afirmar que el Quijote sea una obra sin dificultades de lectura. En sus páginas se agrupan los arcaísmos, las referencias a personajes y períodos cronológicos poco o mal conocidos, los guiños cuya amplitud se ignora.

Esta obra pretende ayudar al lector del Quijote, sea antiguo amigo de la novela o recién llegado al exquisito relato, a salvar las dificultades derivadas de su texto. En sus páginas se hallan referencias, por citar unos ejemplos, sobre el Amadís de Gaula, sobre los duelos y quebrantos o sobre los sabrosos refranes del no tan estúpido Sancho. Asimismo, gracias a los estudios preliminares, el lector podrá entender la clara relación existente entre Cervantes y su obra y cómo la peripecia del primero determinó esencialmente la segunda. Podrá también comprender, entre otros extremos, cuál fue el contexto socioeconómico de la novela, captar la hondura de las motivaciones y comportamientos de los personajes e incluso descubrir los retazos de historicidad que se abrigan en muchos de ellos.

Posiblemente, el Quijote sea el libro que mayor resonancia ha encontrado en la historia de la cultura universal, si exceptuamos la Biblia. Pero la presente obra pretende, sobre todo, estimular la lectura del Quijote. Está escrita para ser leída, consultada, absorbida, ho- jeada, criticada o paladeada pero siempre con la novela cervantina al lado, en amigable compaña y grata cercanía. Al permitir acceder en profundidad al mundo del Quijote, su consulta resultará obligada a la hora de leerlo.