Es un mito que la estructura del euskera sea tan enrevesada que dificulte hasta lo imposible el aprendizaje de la lengua. Un mito falso que, sin embargo, ha estado y sigue estando enraizado tanto entre extraños como incluso entre propios. La gramática vasca que Manuel Larramendi publicó en 1729 no llevaba por casualidad el título de El imposible vencido. Hoy sabemos que no es así, que el euskera no es en absoluto opaco desde el punto de vista gramatical, como lo han puesto de manifiesto todos los estudiosos de la lengua que han seguido a Larramendi y, sobre todo, los miles de nuevos vascohablantes que la utilizan en su vida cotidiana.

Gramática elemental vasca expone cómo se dicen las cosas en euskera y qué diferencias y similitudes hay con la forma en que se dicen en castellano. Y lo hace de manera asequible a cualquier interesado. Para ello, Miguel Sagüés ha dividido la obra en las dos partes más clásicas de la Gramática, la Morfología y la Sintaxis, un punto de arranque sencillo que, a la vez, permite una visión global de la materia. Su trabajo incluye las tablas con las declinaciones de las palabras, las conjugaciones de los verbos y, sobre todo, muchísimos ejemplos prácticos. El libro se cierra con sendos capítulos dediados a algunos de los errores más frecuentes en los que suelen incurrir los euskaldunberris y a modismos, locuciones y construcciones especiales que forman parte del lenguaje cotidiano. Se trata de una obra que ha obtenido una gran acogida por parte del público, como lo prueban sus numerosas ediciones, y que se presenta completamente puesta al día