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Feliz como un niño que pinta

Autor Arno Stern

Editorial TRAMPA EDICIONES

Feliz como un niño que pinta
-5% dto.    19,50€
18,53€
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Envío gratis a partir de 19€
España peninsular
  • Editorial TRAMPA EDICIONES
  • ISBN13 9788494914041
  • ISBN10 8494914049
  • Tipo LIBRO
  • Páginas 192
  • Colección NARRATIVA #5
  • Año de Edición 2019
  • Idioma Castellano
  • Encuadernación Rústica
  • Rango Edad de interés, años Desde 9 Hasta 99

Feliz como un niño que pinta

Autor Arno Stern

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Detalles del libro

¿Acaso hay algo más inocente y espontáneo que los primeros trazos de un niño al pintar? 

¿Y si esos primeros trazos tuvieran una significación mucho más profunda de lo que solemos pensar?

Arno Stern es el precursor de la Educación Creadora. El primero en desempeñar el rol de «asistente», una función que inventó al final de la guerra, en 1946, y que continúa ejerciendo. El Closlieu, donde se desarrolla el juego de pintar, es el espacio que creó para esta actividad y donde hizo un descubrimiento extraordinario: la Formulación.

A las observaciones que Arno Stern ha realizado durante más de sesenta años en el Closlieu, se suman sus experiencias con las poblaciones remotas en las que permaneció observando y aprendiendo, en los desiertos, la selva, el bosque virgen, y que demuestran que la Formulación es un código universal.

En este libro, Arno Stern habla con un niño sobre del juego de pintar en el Closlieu pero, a través de sus palabras, también se dirige a madres y padres, docentes y educadores. Describe el nacimiento de la Formulación del niño y su evolución en todas las etapas de la vida, ya que, como veremos, no se limita al período de la infancia.

Peter Lindbergh tuvo el privilegio de acompañar a un grupo de niños en el Closlieu. Este famoso fotógrafo mostró, a tra­vés de sus imágenes, el progreso de una sesión. Sus imágenes embellecen este canto al juego de pintar y revelan, en los clichés de los primeros planos, la concentración del niño desem­peñando un papel vital.

En 1933, se ve obligado a huir junto a sus padres de la Alemania nazi por su ascendencia judía. Tras haber pasado gran parte de su adolescencia en un campo de trabajos forzosos en Suiza, preparado así por la vida de una forma tan singular, Arno acepta su primer encargo e ingresa, en 1946, en una institución para huérfanos de guerra iniciando, sin saberlo, el trabajo que le ocupará para siempre, con un grupo de niñas y niños judíos, huérfanos de guerra, a los que va a poner a pintar. Con apenas 22 años, Arno carece de ideas previas acerca de lo que va a hacer y no tiene conocimiento alguno de lo que por esa época se piensa, se practica o se ha publicado sobre los dibujos de los niños. Tiene a los niños pintando allí y pone sus cinco sentidos en las necesidades materiales que van apareciendo, en las demandas que le hace cada niño para atenderlas de la mejor manera posible sin imaginar la trascendencia de lo que está haciendo. Dotado de una mirada inocente y atenta, de inmediato comprende el papel primordial del juego que provoca y decide crear el Closlieu: un espacio con las condiciones óptimas para llevar a cabo el juego de pintar.

La obra de Arno Stern goza de un gran prestigio en los medios de la pedagogía y es un referente mundial de todos los investigadores y educadores que han trabajado en torno a la expresión pictórica infantil. Sus investigaciones han dado origen a lo que hoy se conoce como Educación Creadora donde la figura del «asistente» juega un papel importantísimo, tanto a nivel educativo como en el plano emocional. Arno Stern es pionero de una nueva disciplina de estudio denominada Semiología de la Expresión para la que se fundó el I.R.S.E. (Instituto para la Investigación de la Semiología de la Expresión).



«Arno Stern nos demuestra que el trazo es universal: todos, con independencia de nuestro entorno cultural, representamos las mismas figuras primarias.» Ima Sanchís (La Vanguardia)


«El terrible Arno Stern, el que hace tronar sus verdades, implacable a veces en sus textos, resultaba ser en la corta distancia del Closlieu (su trabajo cotidiano desde hace más de sesenta años), una persona amable y cercana. Una persona que no establece relaciones de poder, sino que asume un papel humilde al servicio de todos. Alguien que había creado un espacio con unas condiciones en las que cada persona podía crecer sin limitaciones. Un ?educador? que no juzga a los demás, que no corrige, que no culpabiliza, que no roba descubrimientos ni genera dependencias. Alcanzaba, ante mis ojos, la más alta dignidad posible.» Miguel Castro (Diraya Expresión)