Me refiero a lo que he descubierto de los antiguos misterios hebreos, que he presentado para la confirmación de la santa fe católica (…) ocultos bajo la corteza de la ley y el vestido grosero de las palabras.

A esos responderé que, entre gente letrada, «mago» no alude a maléfico, ni a supersticioso, ni a demoníaco, sino a sabio, a sacerdote, a profeta; (…) En fin, que el propio nombre de magia ha sido aceptado por los filósofos, alabado por los teólogos, y no ha sido desagradable al evangelio.

Oh, tú, Cristiano-Cabalista, Físico-Mago, Físico-Quimista, al Orar y Laborar (como enseña este Anfiteatro) entrando sabiamente por las cincuenta puertas de la Inteligencia, a las que los cabalistas consagran tan penosos estudios y que fueron tan divinamente recibidas por Moisés, servidor de Dios. (…) Tú que conoces la católica sal de Saturno, el misterio de la cual resplandece filosóficamente en el denario, guarda silencio.

Isaac debía, simplemente, ser purificado por el fuego de INRI. (…) Los queridos son escogidos para ser destruidos por el fuego de INRI, el fuego de regeneración de los elegidos del Señor.