Fruto de las reflexiones entre mis dos aficiones, el Derecho y los Toros, nace este libro con el intento de sintetizar lo que para mí, y espero que para muchos de los que lo lean, es la esencia de la fiesta, su espíritu, su filosofía, pero desde el corazón más que desde el conocimiento, desde el sentimiento más que desde el rigor, desde sus leyes ocultas más que desde sus normas jurídicas reguladoras. Pretendo abrir los poros de esa piel sensible que todos tenemos y que nos hace acercarnos a una plaza de toros a emocionarnos bebiendo el arte y el miedo, el éxito y el fracaso, la esperanza de una buena tarde o la desazón.
Únicamente son reflexiones, sin más propósito, sin más intención.
No encontrará el lector aficionado en las líneas que siguen poesías arabescas, ni sonetos en rima asonante, ni ripios florales. Reconozco mi absoluta incapacidad para ello. Prosa, pura prosa desvestida de adornos; eso sí limpia, sincera, sencilla, y sin el “pico de la muleta”, con la “panza por delante”. Además faena breve, que desde siempre con veinte muletazos buenos se han cortado las orejas.
Adéntrense en las páginas que siguen, como se hace el buen toreo, despacio, sin prisas, y sean capaces de recrearse en cada página como el torero se recrea en cada suerte, con estética pero siempre dando el pecho.