Las Vísperas Sicilianas. Una historia del mundo mediterráneo a finales del siglo XIII
Editorial REINO DE REDONDA, S.L.
España peninsular
El 30 de marzo de 1282, cuando las campanas de Palermo llamaban a Vísperas, los ciudadanos sicilianos, al grito de "Muerte a los franceses", masacraron a la guarnición y a la administración de su Rey angevino. Para lo que son las matanzas, no fue ...
Leer más...- Editorial REINO DE REDONDA, S.L.
- ISBN13 9788493365677
- ISBN10 849336567X
- Tipo LIBRO
- Páginas 484
- Colección VARIOS
- Año de Edición 2009
- Idioma Castellano
- Encuadernación Cartone
Materias
Historia Medieval UniversalLas Vísperas Sicilianas. Una historia del mundo mediterráneo a finales del siglo XIII
Editorial REINO DE REDONDA, S.L.
El 30 de marzo de 1282, cuando las campanas de Palermo llamaban a Vísperas, los ciudadanos sicilianos, al grito de "Muerte a los franceses", masacraron a la guarnición y a la administración de su Rey angevino. Para lo que son las matanzas, no fue ...
España peninsular
Detalles del libro
El 30 de marzo de 1282, cuando las campanas de Palermo llamaban a Vísperas, los ciudadanos sicilianos, al grito de "Muerte a los franceses", masacraron a la guarnición y a la administración de su Rey angevino. Para lo que son las matanzas, no fue muy grande; la sublevación de los sicilianos sojuzgados durante largo tiempo, pudo parecer simplemente un movimiento de resistencia más. Pero ocurrió en un momento crucial. Carlos, Rey de Sicilia, Jerusalén y Albania, Conde de Provenza, Forcalquier, Anjou y Maine, Regente de Acaya, Señor de Túnez, Senador de Roma, Gran Vicario de la Toscana, autoritario tío del Rey de Francia, protegido del Papa, estaba a punto de zarpar desde Sicilia para saquear Constantinopla, someter a su personal el Imperio Oriental y su Iglesia a la de Roma. Se había convertido en el gobernante más poderoso de Europa; habría sido el más grande desde el Imperio Romano. La rebelión de Sicilia le cambió el destino, y él así lo vio: "Dios mío", le suplicó, "ya que ha sido tu voluntad arruinar mi fortuna, permíteme al menos caer poco a poco". Y así sucedió, lo mismo que con su reino; y al haberse comprometido con su causa el Papado, su caída significó el suicidio de la monarquía papal universal.
Sir Steven Runciman sitúa el clímax en las Vísperas, y nos lleva hasta ellas con un amplio movimiento narrativo que abarca todo el Mediterráneo del siglo XIII. La acción culmina una conspiración urdida en Barcelona y Bizancio, con ramificaciones en Túnez, Jerusalén y Chipre, así como en Inglaterra y Alemania. La sostenida fuerza narrativa de Runciman, ya conocida por los lectores de La caída de Constantinopla 1453, se vuelve a mostrar aquí con brillantez.