Por alguna razón que sería largo analizar, de naturaleza más psicológica que ideológica, una sociedad tan informada como la actual vuelve la espalda de manera crónica a determinadas cuestiones muy importantes, que pueden incluso resultar cruciales para su propia supervivencia. 
Una de ellas es la crisis demográfica. Como tantos países europeos, España es un país de ciudadanos progresivamente envejecidos, que requieren cada vez más recursos en pensiones y sanidad, pero que desde hace unos treinta años registra una acusada reducción de nacimientos, lo que mina los cimientos de un sistema de seguridad social basado en el reparto.

Alejandro Macarrón Larumbe, ingeniero de telecomunicaciones y consultor de estrategia empresarial, colaborador habitual de “Expansión”, es uno de los pocos estudiosos que lleva años agarrando a semejante toro por los cuernos. Ahora acaba de publicar este libro, que comienza con un gráfico impactante, el de los nacimientos registrados en España durante el último siglo y medio. Un solo dato: hace un siglo, cuando la población española era menos de la mitad que la actual, nacían cada año el doble de niños.

Aunque la emigración de los últimos veinte años ha paliado en parte esa carencia, la proyección de nuestros parámetros demográficos conduce prácticamente a una situación de colapso. Cuando la sociedad tome por fin conciencia y quiera reaccionar será, con mucha probabilidad, tarde para enderezar lo que ahora se está destruyendo.

El libro está enriquecido por el prólogo de uno de nuestros mayores eruditos contemporáneos, el economista Juan Velarde Fuertes. Uno de los pocos intelectuales, por cierto, que detectó el problema desde el principio y que ya a mediados de los Ochenta alertaba de lo que hoy es una preocupante realidad.