ATENTADO REAL. El 31 de mayo de 1906 a punto estuvo de cambiar la historia de España. El rey Alfonso XIII acababa de casarse con la princesa inglesa Victoria Eugenia de Battenberg cuando, de regreso al Palacio Real de Madrid tras la boda en los Jerónimos, un joven anarquista llamado Mateo Morral arrojó desde un balcón del cuarto piso de la calle Mayor 88 un ramo de flores que escondía una potente bomba al paso de la comitiva real. La suerte quiso que la bomba rebotara en los cables del tendido eléctrico y no cayera sobre la carroza real que transportaba a los recién casados. Los reyes resultaron ilesos, pero murieron 25 personas entre militares y civiles, además de un buen número de caballos. Dos días después, el 2 de junio, Morral fue reconocido en la estación de Torrejón de Ardoz, pueblo cercano a Madrid, cuando pretendía coger un tren a Barcelona. La versión oficial dice que fue detenido por un guardia jurado, a quien asesinó antes de suicidarse. Francisco Pérez Abellán, el investigador número uno del crimen en España, contradice esta versión
gracias a unas fotos halladas ahora, 108 años después del supuesto suicidio, en las que se constata que Morral no pudo suicidarse, pues su cadáver muestra en el pecho un orificio de bala que no fue disparada a quemarropa, sino a una cierta distancia. ¿Qué oscuros poderes querían silenciar a Mateo Morral?