Transformación. Comprender los tres niveles de la consciencia masculina explora las diferentes etapas de la evolución de la consciencia masculina tomando como referencia a Don Quijote, Hamlet y Fausto. Cada uno de estos tres grandes personajes de la literatura clásica occidental encarna un estadio de esta evolución que el autor define como el hombre bidimensional, el hombre tridimensional y el hombre cuadrimensional. A pesar de que estas historias posean un carácter predominantemente masculino a nivel psicológico, atañen a mujeres como a hombres por igual, pues todas y todos nos hallamos en alguna de las fases de este desarrollo vital.

“Cervantes, Shakespeare y Goethe nos han dado obras de arte que retratan estos tres niveles de un modo muy poderoso. Cervantes escribió sobre Don Quijote, un hombre que estaba tan enamorado de los hábitos simples del hombre bidimensional —el hombre medieval— que se vistió con las galas de la caballería y la hidalguía e interpretó una imitación semicómica pero inspirada de lo que había perdido en su vida. Shakespeare definió al hombre complejo con una precisión certera en Hamlet. Y Goethe nos entregó a Fausto, que retoma la batalla perdida de Hamlet y nos lleva a esa consciencia más elevada a menudo llamada redención. A través de estas tres obras podemos trazar la posible evolución de la consciencia en esta vida”.

Robert A. Johnson nos habla en este libro de una transformación que debemos acometer para vivir con mayor paz y plenitud. Una transformación que requiere pasar por distintos estadios de evolución de nuestra psique y que conlleva travesías a veces incómodas. El autor nos lo narra desde la óptica de la psicología analítica desarrollada por Carl G. Jung.

“A Jung le fascinaba la evolución de la consciencia, representada por el número tres que se convierte en cuatro. Dedicó sus últimos años a este tema, y sus últimos libros tratan de este fenómeno. Vio que el número tres representaba una consciencia dominada por el tiempo, dedicada a la acción, el esfuerzo, el procesamiento y el logro. Vivimos en una era que mantiene una visión trinitaria de la teología. La doctrina de la Santa Trinidad es básica para el cristianismo de nuestro tiempo, y la Santa Trinidad es un modelo preciso de nuestra consciencia moderna. No obstante, el número cuatro denota ser, eternidad, paz y contemplación. El Dr. Jung nunca se cansó de señalar que vivimos en una era donde el inconsciente colectivo está consagrado a la evolución del tres al cuatro. Prácticamente cada persona moderna es atraída hacia esta evolución y sueña con estos símbolos. A menudo los sueños consisten directamente en el tres que se convierte en cuatro, aunque es extremadamente excepcional que la gente tenga algún conocimiento consciente de lo que involucra o significa este proceso”.

El autor resume este proceso como “la recolocación del centro de la personalidad desde el ego a un centro más grande que uno mismo”. Y ésta es justamente la transformación que nos propone el autor: a partir de la integración de nuestros opuestos, de nuestra sombra, de nuestra vida no vivida, transitando un arduo camino desde la consciencia simple a la superación de la consciencia compleja, que no es otro que el de conocernos a nosotros mismos para lograr el estado de paz que tanto anhelamos.

“Don Quijote, Hamlet y Fausto nos llevan por un viaje sublime desde el hombre simple al hombre iluminado. Es la travesía de cada hombre de consciencia y no debería descartarse como si fuera un cuento de hadas o un mito. Cada hombre se encuentra en alguna parte de este viaje, y es de incalculable ayuda saber dónde estás en la escala de la evolución. Equivocarse en la propia posición puede ser como tomar una medicina inapropiada y posiblemente letal”.