¿Qué está pasando? ¿Por qué queremos un coach en nuestra vida? ¿De qué manera estas terapias se han apropiado del proyecto socrático primero, e ilustrado después, y han cambiado su contenido y su dirección en el curso de la historia? ¿A favor de qué modelo de sociedad trabajan? ¿Por qué son tan codiciadas? ¿Cómo han conseguido permear en tan diversos espacios? Coaching personal, familiar, empresarial, nutricional, deportivo, espiritual… no se puede seguir apartando la mirada. Las relaciones de la sociedad en su conjunto (materno-filial, empleador-empleado, amistad, pareja) también se han visto alteradas. Sin contenidos, sin conocimientos, sin espacios normativa, el natural an he lo de saber es rellenado con pesadas necesidades y consumos: es imperioso, pues, restituir las Humanidades, la educación, al lugar que les corresponde.

Cómo ganar amigos e influir en las personas, Inteligencia emocional, El poder del ahora, Tus zonas erróneas, La enfermedad como camino, La última lección, Gente toxica, El camino de las lágrimas, Tu sexo es tuyo, Cómo hablar bien en público, Soy más lista que el hambre, El arte de no amargarse la vida, Viaje al optimismo, Reinventarse, Felices, Piensa en ti. Un tsunami de manuales nos inunda. Ya no estamos solos, un libro puede salvarnos. Una vez tocados por el virus de esta búsqueda infinita, siempre queremos más. Hecho añicos el sujeto social, se imponen las terapias de autoayuda. El crecimiento personal invita a tomar las riendas, a transformarte en un alquimista en busca de la piedra filosofal. Una tarea en la que te va la vida. Los terapeutas no dan altas, son eternos pues eterna es la búsqueda. La motivación, la creatividad, la capacidad comunicativa, el éxito personal y profesional, la felicidad, la plenitud, la paz o el amor son los códigos de acceso a un programa salvador que nada tiene que ver con la construcción de sociedades dignas e iguales sino más bien con todo lo contrario, sociedades competitivas donde el triunfo de uno implica el fracaso de los otros, nutriendo así la desigualdad y la guerra en todas sus escalas. Nada tiene que ver esta búsqueda eterna de la felicidad, de la plenitud, de la paz interior, a la que llamaremos «avaricia de las pasiones», con la instrucción permanente del proyecto ilustrado que tiene como finalidad la emancipación del hombre. Frente a este vacío, rellenado con una nada infinita y eterna que nos empobrece, la educación debe volver a nutrirse de su elemento y reinstalar las relaciones de confianza. A ello aspira este alegato en defensa de la pluralidad, del espacio público, de la calidad de la enseñanza, del acceso al conocimiento como bien social, del crecimiento como desarrollo para todos. Pensando en nosotros versus el piensa en ti que impone el coaching.