Amor, locura, sacrificio y poesía. Estos son los mimbres de una narración a la vez lúcida y delirante que arrastra al lector entre los claroscuros de la locura concebida como estado existencial, como impulso creativo del que brotan la vida y la escritura. Fruto de una necesidad casi instintiva, estas páginas documentan la época más oscura y más luminosa de la autora: los años de su amor maldito por un hombre «austero, silencioso y temible», vividos entre manicomios y centros de rehabilitación mental, en los tétricos laberintos de la enfermedad mental, donde se esconden verdades tan profundas como insospechadas y donde retumba, dulce y desgarrador, el eco de este delirio amoroso.

«¿Sabéis qué es la locura? Para mí ha sido una gran e inconfesable languidez amorosa. Tan dolorosa y espástica que se parecía a los dolores del parto. La locura catatónica, asombrosa, ambiental, criminal, sedienta de sangre adora extrañamente el mito de Clitemnestra. Pienso que Jesús era inferior a mí por lo que respecta a la grandeza y la tolerancia».

Biografía del autor
ALDA MERINI (1931 –2009), es una de las voces más potentes y originales de la poesía italiana. Empezó a componer versos en edad muy temprana, dándose a conocer con el poemario Presencia de Orfeo (1953). Aún adolescente, experimentó los primeros síntomas de una enfermedad mental que la llevó a vivir la dramática y reiterada experiencia del manicomio y, más tarde, a la forzosa interrupción de su actividad literaria durante dos décadas. Las vivencias en los distintos hospitales donde estuvo internada marcaron su producción tanto poética como en prosa, de la que cabe destacar La otra verdad. Diario de una diversa (1986), La tierra santa (1984, premio Libex Montale) y Baladas no pagadas (1995).



«¿Sabéis qué es la locura? Para mí ha sido una gran e inconfesable languidez amorosa. Tan dolorosa y espástica que se parecía a los dolores del parto. La locura catatónica, asombrosa, ambiental, criminal, sedienta de sangre adora extrañamente el mito de Clitemnestra. Pienso que Jesús era inferior a mí por lo que respecta a la grandeza y la tolerancia».