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« La Cène, peinte sur le muraille du couvent des Dominicains à Milan, est un miracle de lÆart, il y approche la perfection.Leonardo a répandu dans son tableau une émotion puissante, un mouvement passionné. Le tableau de la Cène est unique.»za, el que recrea la creación, el que la saca de la nada y el que, quizá, vuelva a llevarla a la nada. El que es capaz del origen y del fin. El intruso no es otro que yo mismo y el hombre mismo. No otro que el mismo que no termina de alterarse, a la vez aguzado y agotado, desnudado y sobreequipado, intruso en el mundo tanto como en s¡ mismo, inquietante oleada de lo ajeno, conatus de una infinidad excreciente. intercambio: la antigua sabidur¡a dela sangre sem¡tica de oriente medio, la razón madurada en diálogodel mundo grecolatino y la juventud apasionadamentearrolladora de lo norteamericano.Triple encrucijada es donde confluyen