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Nunc est binbendum!!.. Un mito gráfico desde 1898

Editorial ISBN GENERICO

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Un mito gráfico del siglo XXEl Museo de Arte Contemporáneo exhibe la muestra 'Nunc est Bibendum', un paseo por los objetos y la historia del famoso muñeco, marca y mascota creada en 1898 para comercializar los neumát...

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  • Editorial ISBN GENERICO
  • ISBN13 9788460950530
  • ISBN10 8460950530
  • Tipo LIBRO
  • Páginas 190
  • Año de Edición 2006
  • Idioma Castellano
  • Encuadernación Rústica

Nunc est binbendum!!.. Un mito gráfico desde 1898

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Un mito gráfico del siglo XXEl Museo de Arte Contemporáneo exhibe la muestra 'Nunc est Bibendum', un paseo por los objetos y la historia del famoso muñeco, marca y mascota creada en 1898 para comercializar los neumát...

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Detalles del libro

Un mito gráfico del siglo XXEl Museo de Arte Contemporáneo exhibe la muestra 'Nunc est Bibendum', un paseo por los objetos y la historia del famoso muñeco, marca y mascota creada en 1898 para comercializar los neumáticos MichelinBEATRIZ PULIDO

Esa bombillita que dibujan los artistas del cómic sobre las cabezas de sus personajes se le debió de encender a los hermanos André y Édouard Michelin cuando, en el año 1898, en la Exposición Universal y Colonial de Lyon, creyeron ver un muñecote adiposo con brazos y piernas en un rincón en el que sólo había un montón de neumáticos apilados. La imaginación y el buen oficio del artista O'Galop, sobrenombre de Marius Rossillon, hicieron el resto. Así nació Bibendum, ese personaje de chicha blanca, sobrado y risueño, considerado por muchos como el mejor icono gráfico del siglo XX.

Este símbolo del movimiento, ganador nato e incansable viajero reconocido hoy en el mundo entero, se detiene en forma de exposición hasta el próximo mes de enero en el Museo de Arte Contemporáneo.

El nombre de Bibendum procede de la expresión latina Nunc est Bibendum, una conminación de Horacio al brindis y a la bebida. No es de extrañar que durante los años de la Ley Seca estadounidense se pusiera un anuncio para buscarle otro nombre. Nuestro país es el único que no adoptó el término latino y aún se le reconoce como el muñeco de Michelin.

Producida por el MUVIM (Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad), en colaboración con Michelin, la muestra recorre de forma cronológica las primeras apariciones en carteles de este embajador de la prestigiosa firma de neumáticos y confirma la evolución que ha ido sufriendo el personaje hasta llegar a nuestros días. Sus disfraces, sus ironías con otros competidores como Dunlop y la mutación psicológica del personaje, que ha pasado de ser un vencedor poderoso y simpático a convertirse en ángel de la guarda de los conductores y compañero de viaje, le han hecho famoso a partir de la publicación de las primeras guías a principios del siglo XX.

Todo tiene cabida en esta muestra: sus primeras apariciones en carteles publicitarios bebiéndose una copa de clavos y cristales rotos y gritando «¡A votre santé!», o los intentos de ciertos artistas como el propio O'Galop, Fabiano, Rowles o Vincent, que fracasaron en el empeño de aplicarle cierta expresividad humana al personaje.

El muñeco de Michelin es la huella visible de una época en la que las marcas apenas diferían de las ilustraciones realizadas por artistas que se inmiscuían en el mundo de la publicidad para anunciar los productos estrella. Algo que ocurrió en el siglo XIX y buena parte del XX.

Ramón Gómez de la Serna lo definió como «un hombre multiplicado que se mezcla al hierro, se nutre de electricidad y no comprende más que la voluptuosidad del peligro y del heroísmo cotidiano». Bibendum se dejó querer por el modernismo y, en general, por las Vanguardias; en algunos de sus carteles se aprecian profundas huellas del constructivismo en plena campaña de ideología soviética. El muñeco sobresale con un fondo rojo y negro, con la silueta de las fábricas al fondo.

Quizá lo más interesante de Bibendum, y lo que le haga destacar frente a otros iconos gráficos, sea la fortaleza y la complejidad que adquiere su personalidad y las variaciones que experimenta para aclimatarse a la moda de la sociedad en la que vive.

En la muestra, que estará en la capital hasta el próximo mes de enero, no sólo se recogen carteles publicitarios sino que se exhiben vistosos objetos y todo tipo de material que sirvió para dotar de fama universal al famoso muñeco: desde el gigantesco Bibendum de la piscina de Clermont Ferrand, creado en los años 20, hasta diversos cuadros, fotografías, litografías, cómics y discos inspirados en el muñeco. Incluso hay una sección dedicada a la arquitectura de la Bibendum house que tiene su sede en Londres con los planos del diseño, una maqueta de la misma y la vidriera original inspirada en un dibujo de O'Galop.

Así alcanza los albores del siglo XXI, en la memoria de todos los ciudadanos, con un buen lifting en el rostro para disimular el paso del tiempo, introducido de lleno en la época del culto al cuerpo. Esto ha significado la pérdida de su carácter orondo; el hinchazón ha desaparecido de la barriga para ir a parar al pecho.

Binbendum ha sido un muñeco plenamente feliz. Apenas ha conocido el desengaño y la fugacidad que acompaña a la fama. Sólo a mediados del pasado siglo sufrió su momento más delicado de salud cuando se le consideraba anticuado y fuera de la moda gráfica del momento. Apenas un suspiro: el que llegó hasta las bocas de los televidentes cuando Neil Amstrong pisó el suelo lunar y a un presentador se le ocurrió decir que parecía un Bibendum: el resto ya lo conocen.