Cesta de la compra

Odisea

Autor Nikos Kazantzakis

Editorial TAJAMAR EDITORES

Odisea
-5% dto.    44,00€
41,80€
Ahorra 2,20€
Disponible online, recíbelo en 24/48h laborables

¿Quieres recogerlo en librería?
Envío gratis
España peninsular

Cuando a los insolentes jóvenes Ulises hubo muerto en los vastos patios, colgó el arco bien saciado; caminó hasta el baño tibio para lavar su cuerpo. Vertían allí el agua dos esclavas. Y cuando vieron a...

Leer más...
  • Editorial TAJAMAR EDITORES
  • ISBN13 9789568245917
  • ISBN10 956824591X
  • Tipo LIBRO
  • Páginas 954
  • Colección EDICION LIMITADA #
  • Año de Edición 2018
  • Idioma Castellano

Odisea

Autor Nikos Kazantzakis

Editorial TAJAMAR EDITORES

Cuando a los insolentes jóvenes Ulises hubo muerto en los vastos patios, colgó el arco bien saciado; caminó hasta el baño tibio para lavar su cuerpo. Vertían allí el agua dos esclavas. Y cuando vieron a...

-5% dto.    44,00€
41,80€
Ahorra 2,20€
Disponible online, recíbelo en 24/48h laborables

¿Quieres recogerlo en librería?
Envío gratis
España peninsular

Detalles del libro


Cuando a los insolentes jóvenes Ulises hubo muerto en los vastos patios, colgó el arco bien saciado; caminó hasta el baño tibio para lavar su cuerpo. Vertían allí el agua dos esclavas. Y cuando vieron a su señor gimieron aterradas, pues vapor de vientre y muslos emanaba; sangre espesa y negra caía de sus manos. Sobre el suelo de mármol con estrépito dejan caer las ánforas de cobre. 

“Suavemente sonríe entre su barba enmarañada el siempre-errante Ulises; y moviendo las cejas indica a las doncellas que se marchen. Largo rato gozó del agua tibia. Y cual ríos en su cuerpo las venas se extendieron; refrescábanse sus nervios;calma y serenidad retornan a su espíritu. Suavemente frota con óleo perfumado su larga cabellera; y a su cuerpo, endurecido por el agua salobre del mar, volvió la juventud: hizo florecer la carne fatigada. En medio de la sombra perfumada, el alzapaño de doradas puntas mostraba las túnicas lucientes que su pura pareja habíale bordado con figuras de inmortales y de navíos y céfiros veloces.

Extiende las manos, quemadas por el sol, y quedamente elige aquella de color más encendido. Sobre sus hombros la despliega.

Quita luego el cerrojo y la puerta y el umbral flanquea.Un momento deslumbró a los esclavos su sombra dilatada, mas ya se iluminaron las ennegrecidas vigas del hogar paterno.

Penélope que, silenciosa y pálida, en el trono esperaba, se vuelve a ver y tiemblan sus rodillas de pavor: «No es éste el que aguardé año tras año, oh Dios, con grande anhelo, Veo un dragón gigantesco que, semejante a un hombre, nuestra casa pisa”.

Más libros de Nikos Kazantzakis