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Prisionero del Estado. El diario clandestino de un primer ministro

Autor Ziyang Zhao

Editorial ALGÓN EDITORES

Prisionero del Estado. El diario clandestino de un primer ministro
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Nunca imaginó que la concesión del Premio Nobel de la Paz a su marido le condenaría a la prisión de su propio hogar. Creía haberlo visto todo, las humillaciones de las detenciones, la condena a su esposo, las dif...

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  • Editorial ALGÓN EDITORES
  • ISBN13 9788493721879
  • ISBN10 8493721875
  • Tipo LIBRO
  • Páginas 438
  • Año de Edición 2011
  • Idioma Castellano
  • Encuadernación Rústica

Prisionero del Estado. El diario clandestino de un primer ministro

Autor Ziyang Zhao

Editorial ALGÓN EDITORES

Nunca imaginó que la concesión del Premio Nobel de la Paz a su marido le condenaría a la prisión de su propio hogar. Creía haberlo visto todo, las humillaciones de las detenciones, la condena a su esposo, las dif...

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Detalles del libro

Nunca imaginó que la concesión del Premio Nobel de la Paz a su marido le condenaría a la prisión de su propio hogar. Creía haberlo visto todo, las humillaciones de las detenciones, la condena a su esposo, las difíciles visitas a la cárcel, la vigilancia continua. Pero tras la concesión del galardón noruego, su espacio vital se iba a reducir drásticamente. Por el simple hecho de ser la compañera del disidente más famoso de China, Liu Xiaobo, las autoridades le han prohibido salir de su domicilio, recibir visitas, ver a su marido, conectarse con internet. Una losa de hormigón policial le ha atrapado en un laberinto de silencios, tan sutil como la amenaza al poder que parece ocultarse en su humilde vivienda. La teoría oficial es que no existe nada mejor para acallar la disidencia que el olvido, la amnesia, el no dar oportunidades a fabricar noticias.

Pero esta técnica punitiva no es nueva. Ya se practicó con éxito en el pasado. Zhao Ziyang, el gran líder reformista a la sombra de Deng Xiao Ping, que fue purgado, a pesar de su condición de Primer Ministro, por oponerse a la sangrienta represión de los manifestantes de la plaza de Tiananmen, también fue condenado a un arresto domiciliario que duró dieciséis años y que acabó con su muerte. Precisamente ahora se acaba de publicar en España, con el título de Prisionero del Estado, El diario clandestino de un Primer Ministro, la apasionante transcripción de treinta cintas magnetofónicas que Zhao realizó en secreto, en su propio domicilio. A escondidas de su propia familia, en casetes de baja calidad con música infantil y de ópera china, ocultas entre los juguetes de sus nietos, Zhao fue recitando la espesa realidad de su país. Al morir en 2005, los pocos amigos que las custodiaban en secreto consiguieron sacarlas al extranjero. La primera vez que un dignatario de primera línea se atrevía a describir los ignorados claroscuros de la China contemporánea.

Según Zhao, la organización del poder en el gigante asiático a menudo es caótica e incompetente. Por desgracia, con Liu Xiaobo, con su viuda civil, con Zhao, y con tantos otros desconocidos para el lejano occidente, la eficaz desaparición cotidiana de aquellos que aman la libertad parece repetirse de forma trágica. Como dijo Zhao Ziyang, con las condiciones actuales de China, hay que establecer que el fin último de la reforma política es la consecución de un sistema político avanzado. Si no, será imposible resolver las condiciones anómalas que se dan en su economía de mercado: asuntos como sacar beneficio del poder, un mercado no saneado, la corrupción social reinante por doquier y la separación cada vez mayor entre ricos y pobres.

Esas cintas representan la mejor radiografía posible de las contradicciones de un coloso encerrado en su propia jaula de oro. La inquietante debilidad de un Goliat respetado e incluso adorado, pero también temeroso de los frágiles David del verbo, de la escritura, del pensamiento. De ese puñado de indefensos condenados a una muerte civil en vida.