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Yo trabajo como un hortelano

Autor Joan Miró / Yvon Taillandier

Editorial EDITORIAL GUSTAVO GILI, S.A.

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  • Editorial EDITORIAL GUSTAVO GILI, S.A.
  • ISBN13 9788425231759
  • ISBN10 8425231752
  • Tipo LIBRO
  • Páginas 80
  • Colección VARIOS #
  • Año de Edición 2018
  • Idioma Castellano
  • Encuadernación Cartone
  • Audiencia General / "Trade"

Yo trabajo como un hortelano

Autor Joan Miró / Yvon Taillandier

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Detalles del libro

"Considero que mi taller es como un huerto. Por allí hay alcachofas. Por aquí, patatas. Trabajo como un hortelano. las cosas llegan lentamente. siguen su curso natural. Crecen, maduran. Hace falta injertar. Así maduran en mi espíritu." En 1958 el artista Joan Miró y el crítico de arte Yvon Taillandier se sentaron a conversar sobre la vida y el trabajo del artista, y de ese encuentro nació esta obra. Publicada inicialmente por esta editorial en 1964 como una edición limitada, había estado agotada hasta ahora. Un pequeño tesoro que permanece como el testimonio más directo y completo de las ideas sobre el arte de uno de los artistas más apreciados del siglo xx.

Índice

Prefacio
Prólogo
Yo trabajo como un hortelano
Apéndice
Lista de obras

Joan Miró (1893-1983), el renombrado creador conocido por sus pinturas abstractas y surrealistas, sus grabados, esculturas y cerámicas, ha sido uno de los artistas más influyentes del siglo xx.
Yvon Taillandier es un artista, autor y crítico de origen francés, que ha publicado extensamente sobre historia del arte.

Prefacio

El 25 de noviembre de 1958, cuando el pintor y escritor Yvon Taillandier se reunió en París con Joan Miró para hacerle una entrevista, el artista catalán tenía buenos motivos para pasar revista a su carrera. Con 65 años, Miró se encontraba en la cima de su profesión. En 1956 se había trasladado a un estudio nuevo, que Josep Lluís Sert había diseñado para él, en las afueras de Palma de Mallorca. Allí tuvo la ocasión de contemplar obras antiguas guardadas hasta entonces en el almacén y examinar piezas en las que estaba trabajando y que se encontraban repartidas por el amplio espacio del estudio. En el lapso de tiempo que transcurrió entre la mudanza y la entrevista, Miró había estado trabajando en dos grandes murales para las oficinas centrales de la Unesco en París, por los que recibiría en 1958 el Guggenheim International Award. Estaba preparando también una gran muestra retrospectiva de su obra para el Museum of Modern Art de Nueva York (18 de marzo-10 de mayo, 1959), al tiempo que colaboraba con el poeta Jacques Dupin en lo que sería la monografía definitiva sobre su arte y vida. Además de todo esto, tuvieron lugar exposiciones dedicadas a sus denominadas "pinturas salvajes" de 1934-1953 y la publicación de una edición facsímil de las Constelaciones de 1940-1941, lo que hizo que Miró informara con confianza a su marchante de Nueva York, Pierre Matisse, el 14 de noviembre de 1958, de que todos aquellos acontecimientos constituían una "estrategia magnífica" para consolidar su reputación internacional. Miró había alcanzado el estatus de antiguo maestro moderno.

Las semillas artísticas que Miró había cultivado durante cinco décadas aportarían frutos abundantes en proyectos futuros. Entre 1955 y 1959, Miró había abandonado en gran medida la pintura y el dibujo, al concentrar sus esfuerzos en los murales de la Unesco y en producir grabados y litografías. Su obra maestra en este ámbito, un proyecto en colaboración con su amigo y poeta Paul Éluard sobre su espléndido libro À toute épreuve, fue editada en 1958. La experiencia de trabajar con artesanos en ambos proyectos y de explorar nuevas técnicas en cerámica y xilografía contribuyó a perfeccionar las habilidades artesanales de Miró y su maestría técnica como artista. A partir de entonces aplicaría estas lecciones a su trabajo con cualquier otro medio. El símil central del texto de Taillandier define los métodos de trabajo de Miró en aquel momento: el trabajo físico involucrado en el proceso creativo, la necesidad de permitir que los pensamientos germinen y arraiguen, el estudio como laboratorio para la fertilización múltiple de ideas y un compromiso profundo con los elementos materiales de su arte. Una vez establecidos con firmeza estos principios de trabajo, Miró llevaría su arte por nuevos derroteros durante las siguientes dos décadas y media. Más que dedicarse a la pintura figurativa -una mujer, un pájaro, un paisaje-, Miró encontraba sus temas en el propio proceso creativo, elevando la idea de azar y espontaneidad al estatus de principio fundacional.

Para Miró, el proceso artístico era una especie de ajuste de cuentas, un viaje a través de territorios sin cartografiar, guiado únicamente por el instinto y la intuición.

Una línea puede formarse en el vacío, un gesto anónimo puede definir un nuevo universo visual, o un objeto encontrado en la playa puede provocar un destello poético. Siguiendo el ejemplo del mundo físico, cada vez que Miró entraba en su estudio, se embarcaba en un viaje de descubrimiento que era a la vez artístico y espiritual. Trabajar como un hortelano significaba crear vida, la vida autónoma de un universo visual que, en palabras del artista, era un mundo en movimiento.

Robert Lubar Messeri
Madrid, enero de 2017

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL

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