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En 1863, en el momento m s cr¡tico de la Guerra CivilNorteamericana, los miembros de la misi¢n diplom tica que elpresidente Lincoln envi¢ a Santiago de Chile se transformaron en losinesperados h?roes de una de las tragedias m s sobrecogedoras de lahistoria mundial contempor nea: la muerte de m s de dos mil mujeresatrapadas y calcinadas en el incendio de la Iglesia de La Compa¤¡a.Esta cat strofe sin precedentes lleg¢ a las portadas del New YorkTimes y desat¢ condolencias de autoridades internacionales, pero dadoel fuero eclesial de la ?poca que proteg¡a a sacerdotes de cualquierinvestigaci¢n civil, se cerr¢ el hito como un simple accidente y lasv¡ctimas jam s obtuvieron justicia. ¨Fue un accidente realmente? ¨Hubo premeditaci¢n o hubo negligencia? 

El Buz¢n de lasImpuras desnuda por primera vez qui?nes eran las ®Hijas de Mar¡a¯, la cofrad¡a de burguesas y arist¢cratas que lograba mover a miles defieles en cada celebraci¢n religiosa pero que termin¢ sepultada bajolas cenizas del templo jesuita en el injusto silencio de lasubyugaci¢n patriarcal. Sepultados y quemados sus cuerpos, pero no sus voces, pues del horrendo fuego solo una cosa se salv¢: el buz¢n donde las asociadas confesaban a la Virgen sus m s ¡ntimos deseos ypecados. y tambi?n los violentos abusos a los que eran sometidas en el supuesto nombre de Dios. 

A trav?s de F tima AguirreVanderbilt, chilena-norteamericana, y el enigm tico abogado Maximilian Bonecraft, recorremos el preludio fren?tico de los treinta d¡asanteriores a la tragedia para comprender la maldad tras el desastreinminente y el amor que se abre paso en toda adversidad. Mientras alnorte del continente se luchaba a balas para liberar esclavos, al surmiles de inocentes buscaban su propia liberaci¢n entre las llamas,aquella que lograr¡an salvando no sus almas, sino sus impurascartas.