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Komm und lass dich überraschen!

  • Verlag DE CONATUS EDITORIAL
  • ISBN13 9788410182059
  • ISBN10 841018205X
  • Gegenstandsart Buch
  • Buchseiten 392
  • Jahr der Ausgabe 2024
  • Sprache Kastilisch
  • Bindung Gebunden mit Klappen
  • Zielgruppe Allgemein / Handel
  • Reichweite Interessenalter in Jahren Von 16 Bis 90
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Buch Details

Thelonious ?Monk? Ellison es un escritor en crisis, aclamado por la crítica y rechazado por diecisiete editoriales que creen que no hay lectores para sus libros. Además, está pasando por un momento familiar muy difícil. Su madre está enferma de Alzheimer y tiene que enfrentarse al suicidio de su padre, ocurrido siete años atrás. Necesita dinero y, arrebatado por la ira y la desesperación, publica bajo seudónimo una novela con todos los ingredientes del típico bestseller de escritor negro.
El mundo cotidiano del personaje está lleno de personajes con vidas complicadas por su condición marginal: una hermana médica en contra de los antiabortistas, un hermano gay cirujano plástico en paro y divorciado, una madre con Alzheimer que ha sufrido el suicidio de su marido. Al mismo tiempo, el mundo editorial está representado en las conversaciones entre editores y críticos con las frases que utilizan para las ventas y su obsesión por el gusto general de los lectores.

Babelia:
Nadie se parece verdaderamente a Everett: remotos antepasados podrían ser el Petronio del Satiricón y el Laurence Sterne de Tristram Shandy. Sus raíces intelectuales yacen en Atenas y Roma, deuda hecha explícita en al menos tres de sus anteriores novelas, y a través de citas de Tito Livio, Horacio y Ovidio en ésta, pero la voz de Everett, en cada uno de sus libros, es obvia y certeramente la de nuestro miserable siglo.

Mi diario es un asunto privado, pero como ignoro el
momento en el que me llegará la muerte y puesto que, por
desgracia, no me siento inclinado a considerar seriamente mi
autoextinción, me temo que estas páginas las verán otros. Y
ya que, de todos modos, entonces estaré muerto, no debe-
ría importarme demasiado quién las vea o cuándo. Me llamo
Thelonious Ellison. Soy escritor de narrativa, afirmación que
me atormenta cuando pienso que alguien dará con mi relato
y lo leerá, pues siempre me han disgustado profundamente
los relatos con escritor de protagonista. Así que reclamaré
para mí otro papel, uno que, si bien no sustituya al primero,
sí lo complemente, y será el de hijo, hermano, pescador, afi-
cionado al arte, carpintero. Y aunque no sea por otro motivo,
me quedo con esta última ocupación, que tantos callos me
ha provocado, por la vergüenza que le causaba a mi madre,
quien, durante años, se refirió a mi furgoneta como «el fami-
liar». Soy Thelonious Ellison. Llamadme Monk.
Tengo la piel oscura, el pelo rizado y la nariz ancha; algu-
nos de mis antepasados fueron esclavos, y en New Hamp-
shire, Arizona y Georgia he sido arrestado por policías de piel
lechosa, y por eso la sociedad en la que vivo me dice que soy
negro; mi raza es ésa. Aunque soy bastante atlético, no juego
bien al baloncesto. Escucho a Mahler, a Aretha Franklin, a
Charlie Parker y a Ry Cooder en discos de vinilo y CD. Me
licencié summa cum laude en Harvard y odié todos y cada uno
de los minutos de mi carrera. Se me dan bien las matemáticas.
No sé bailar. No crecí en una ciudad del interior ni en el sur
rural. Mi familia tenía un bungalow cerca de Annapolis. Mi
abuelo era médico. Mi padre era médico. Mi hermano y mi
hermana eran médicos.
Si en la universidad me afilié al Partido de los Panteras
Negras, que entonces ya estaba en las últimas, fue, sobre todo,
porque me sentía en la obligación de demostrar que era lo
bastante negro. Algunas personas que viven en la sociedad en
la que yo vivo y a las que se describe como negras me dicen
que no soy lo bastante negro. Algunas personas a las que la
sociedad califica de blancas me dicen lo mismo. Lo han dicho
de mis novelas editores que las han rechazado y críticos a
quienes, según parece, he dejado perplejos, y también lo oí en
un par de ocasiones en una cancha de baloncesto cuando, al
errar un tiro, mascullé: «¡Recórcholis!». De un crítico:

En la novela, hábilmente construida, encontramos perso-
najes bien desarrollados, gran riqueza de lenguaje y un sutil
juego argumental, pero a uno le resulta imposible compren-
der qué relación guarda esta reelaboración de Los persas de
Esquilo con la experiencia afroamericana.
Una noche, en una fiesta en Nueva York, una de esas
tediosas reuniones en las que gente que escribe se mezcla con
gente que quiere escribir y con gente que puede contribuir a
que los de una u otra categoría empiecen a escribir o sigan
haciéndolo, un agente literario alto y bastante feo me dijo que
yo podría vender muchos libros, bastaba con que me olvidara
de escribir adaptaciones de Eurípides y parodias de postes-
tructuralistas franceses y me dedicara a escribir las historias
reales, crudas y auténticas, de la vida negra. Le dije que yo ya
llevaba una vida negra, mucho más negra de lo que él podría
llegar a llevar jamás, que ésa era la vida que había llevado y
la que llevaría. El agente me dejó para ponerse a charlar con
una novelista | performer emergente que no hacía demasiado
había posado durante diecisiete horas seguidas delante de la
residencia del gobernador disfrazada de esclavo negro y sos-
teniendo unas riendas, igual que una de esas figuritas de jar-
dín; le dio un golpecito en una de las extensiones de trencitas
que llevaba y, con el pulgar, señaló hacia atrás en mi dirección.
La dura y cruda realidad del asunto es que la raza era algo
en lo que yo casi nunca pensaba, y las veces en que llegaba
a pensar mucho en ello era porque me sentía culpable por
no hacerlo. No creo en la raza. Creo que hay personas que
me dispararán o me colgarán o me engañarán, o tratarán de
detenerme, porque creen en la raza, por mi piel oscura, mi
pelo rizado, mi nariz ancha o mis antepasados esclavos. Pero
así es la vida.

Comedia extraordinaria adaptada al cine como "American Fiction".
Óscar 2024 al mejor guión adaptado.

Este libro fue publicado en 2001 por Blackie Books como X. En De Conatus hemos decidido reeditarlo a petición de libreros y lectores incondicionales del autor. El cambio de título es petición del propio Percival Everett.

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