Joaqu¡n Ferr ndiz era un buen hijo, un empleado sin tacha y un amigoen el que confiar. Pero el yerno perfecto para cualquier vecinaocultaba a un depredador, capaz de sembrar de cad veres de mujeres laprovincia de Castell¢n sin que lo descubrieran. El cazador que actuaba los fines de semana estrangul¢ a cinco j¢venes entre 1995 y 1996 yarroj¢ sus cuerpos en descampados y charcas mientras segu¡a con suvida anodina. La Guardia Civil lo detuvo en 1998, cuando ya hab¡aatacado a otras dos chicas que lograron escapar de una muerte segura.Ferr ndiz hab¡a pasado cinco a¤os en prisi¢n por violar a una mujer afinales de los ochenta. A los cuatro meses de salir de la c rcelasesin¢ a Sonia Rubio, su primera v¡ctima. Sus tres cr¡menessiguientes acabaron con un camionero inocente en la c rcel. Ferr ndiz, el matamujeres, es un psic¢pata de libro para quienes lopersiguieron. Agentes, fiscal, abogados y juez detallan ahora c¢mo fue ese combate desigual, con una investigaci¢n inicial err tica y sinsalida, en la que todos acabaron implic ndose personalmente, y en laque la perfilaci¢n criminal desempe¤¢ un papel rel