A partir de los registros neerlandeses del siglo XVII de Nueva Holanda y su capital, Manhattan, traducidos hasta hace muy poco por el erudito Charles Gehring, Shorto trae a la vida el exuberante drama humano que yace detrás de la leyenda que comienza con la fundación de la colonia en 1623. 

La mayoría de los estadounidenses desconoce sus raíces neerlandesas y Shorto argumenta a favor de los americanos la enorme deuda que los estadounidenses le deben a esta cultura: Manhattan fue el primer lugar del Nuevo Mundo donde los hombres y mujeres de diferentes razas y credos convivieron pacíficamente. 


El autor argumenta persuasivamente los orígenes neerlandeses de "los debates de tolerancia en Holanda" y "el mundo intelectual de Descartes, Grocio, y Spinoza". Escrita con un refinado estilo histórico, la de Shorto es una lectura obligada para cualquier persona interesada en los orígenes de esta nación.