Desde el comienzo de la Transición, la inhibición del Estado ha permitido que el nacionalismo se haya presentado como el representante, defensor y gestor único de las otras lenguas españolas. Éste ha sido un grave error estratégico cuyas consecuencias a la vista están. La lengua que debe dominar es el español, las lenguas propias deben estar protegidas pero nunca resultar más importantes que la lengua que no une.

Este libro es una defensa de cómo, en este momento, ante las peticiones para que la lengua le sea entregada al soberanismo en una caja blindada, el Estado debe reaccionar haciendo lo contrario: seguir las mejores prácticas en política lingüística federal e involucrarse decididamente en la gestión y promoción de todas las lenguas oficiales de España.

Mercè Vilarrubias es lingüista y escritora. Es también catedrática de lengua inglesa en la Escuela Oficial de Idiomas Barcelona-Drassanes y colabora con artículos de opinión en El País y Crónica Global.