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ZARAGOZA. LA CIUDAD DEL VIENTO

Autor Miguel Ángel Aragüés Estragues

Editorial TIRANT HUMANIDADES

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  • Editorial TIRANT HUMANIDADES
  • ISBN13 9788418155062
  • ISBN10 841815506X
  • Tipo LIBRO
  • Páginas 152
  • Colección PLURAL
  • Año de Edición 2020
  • Idioma Castellano
  • Encuadernación Rústica

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Autor Miguel Ángel Aragüés Estragues

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Detalles del libro

Hay varias cosas que identifican a Zaragoza en el imaginario popular: El Pilar, elEbro, la Jota, Agustina de Aragón, pero yo pienso que hay otra que la define más quetodas las anteriores en el día a día de sus habitantes: el viento.El cierzo, para ser más exactos. Ese viento que sopla del Noroeste y según lacreencia más extendida hasta hace no tanto nacía en el Moncayo. "Hoy sopla el Moncayo",era una frase muy común hasta que los hombres y mujeres del tiempo de latele nos enseñaron meteorología y terminaron con nuestra inocencia. El Moncayo,esa mole de 2.314 metros de altura que vigila la ciudad desde la distancia, destacandomajestuosa en el valle del Ebro, pero que en realidad poco o nada tiene quever con el cierzo, fuera de ese imaginario popular. Un viento que baja siguiendo elcurso del río cuando las isobaras se juntan mucho en el Cantábrico al coincidir unanticiclón allí con bajas presiones en el Mediterráneo. Y ojo, que no es para tomarloa broma, pues ha llegado a alcanzar rachas de más de 100 km hora. 165 km nada másni menos el 17 de febrero de 1954.En realidad tampoco es el cierzo algo excepcional en el sur de Europa, pues similaresson la Tramontana en el Ampurdán, el Mistral en el valle del Ródano o el Bora,en los Balcanes, todos vientos producidos por las bajas presiones en el Mediterráneo.Pero el cierzo es nuestro, de los zaragozanos. y en el fondo lo queremos, aunquea menudo moleste. En invierno porque es frío y desapacible, y en verano porque sucondición de viento seco contribuye a desecar los campos. A cambio tenemos conél un pacto, que por algo Zaragoza y Aragón, tanto monta, monta tanto en este caso,con permiso de Isabel y Fernando, es tierra que se define por los pactos, standumest chartae es su lema, y el cierzo nos libra de la polución, de no pocas plagas y dela niebla que a veces hace que Zaragoza se asemeje a la Viena del Tercer Hombre.