El giro epistemológico que se realiza desde la Modernidad, y que alcanza la actual postmodernidad, consiste en entender que la razón sirve exclusivamente para procesar datos medi­bles y cuantificables, o para analizar desde la lógica estricta la corrección de ciertos silogismos. Pero la razón no se redu­ce a estas funciones, y pretender reducirla a ellas elimina la posibilidad de la argumentación práctica, necesaria para la racionalidad ética, política y jurídica.

En esta obra se realiza una defensa de un concepto más abierto de razón, capaz de encontrar y funcionar con argu­mentos. El uso de argumentos nunca acaba de cerrar la dis­cusión porque estos realizan una defensa de lo razonable, siempre susceptible de una nueva respuesta. Se realiza una defensa de la razón capaz de conocer la realidad de formas aproximadas, capaces de añadir contenido al conocimiento de la realidad porque no funcionan mediante criterios ex­cluyentes.

La paradoja, tal y como la utilizara G.K. Chesterton, nos permite entrar en ese pensamiento abierto, aditivo, inclusi­vo de nuevos aspectos de la realidad, y alejar el pensamiento dicotómico que entorpece la argumentación y pone en duda la cualidad de racional de la discusión ética, política y jurídi­ca. Al ser la paradoja una unión de aspectos aparentemente contrarios, pone en jaque nuestros prejuicios, asunciones y esquemas aprendidos, lanzándonos a una búsqueda abierta y humilde de la verdad, nunca reductible a lo que podamos expresar de la realidad, y que por tanto siempre estará abier­ta a un nuevo argumento y un nuevo punto de vista.