Sostiene entre las manos un magn¡fico conjunto de microrrelatostrabajados con la obsesi¢n del escultor, que siempre ve una porci¢n de piedra sobrante para conseguir la figura anhelada. Igual que elcincelador busca el vac¡o perfecto, aqu¡ Francisco Javier Cano SantaB rbara utiliza todas las herramientas del g?nero con extremaprecisi¢n para conseguir el silencio perfecto: callar a tiempo paracederle a usted el peso de la narraci¢n y que la complemente con susexperiencias personales.

A£n no lo sabe, querido lector, peroya es c¢mplice de estos artefactos literarios.

Gin?s S.Cutillas



S¢lo los inocentes podr n permanecer inmunesa estas historias. Quienes no lo sean, vislumbrar n las equ¡vocasintenciones que las animan y gozar n las consecuencias.

Ra£lBrasca