En el a¤o 1492, despu?s de que Boabdil entregara las llaves deGranada, un embajador de los Reyes Cat¢licos en Roma, Bernardino L¢pez de Carvajal, pronunciaba ante la curia unas sonoras palabras: ®Todala virtud y la gloria de Hispania se han restaurado¯. La antiguaprovincia establecida por los romanos en la pen¡nsula ib?rica, cuna de hombres ilustres y fuente de riquezas, retornaba a su esplendorgracias a las obras de Fernando e Isabel, quienes continuaban con suproyecto de unificar los reinos ib?ricos. Se trataba,fundamentalmente, de recuperar el v¡nculo hist¢rico entre Roma yEspa¤a, para ensalzar no solo el prestigio y liderazgo de los reyesfrente a los dem s monarcas europeos, sino su complejo programapol¡tico.

Siguiendo la metodolog¡a de la recepci¢n de laAntigedad cl sica, esta obra estudia c¢mo a finales del siglo xv seprodujo una importante transferencia cultural entre Italia y Espa¤aque permiti¢ la introducci¢n del humanismo mon rquico en Castilla yArag¢n. A trav?s de la historiograf¡a y de la literatura pol¡tica, seprodujo un nuevo inter?s por el pasado cl sico que deriv¢ en dosgrandes fen¢menos, interrelacionados: el inicio de la culturaanticuaria, origen de la futura ciencia arqueol¢gica, y la utilizaci¢n de la cultura cl sica en el  mbito pol¡tico. As¡, un nutrido grupo de intelectuales al servicio de los reyes elabor¢, a las puertas delRenacimiento espa¤ol, dos argumentos cruciales que se mantuvieroninherentes al discurso de la monarqu¡a hisp nica en los siglosposteriores: la unidad ib?rica y la ideolog¡a imperial. Los ReyesCat¢licos, como hijos de H?rcules y c?sares de un nuevo Imperio,favorecieron el desarrollo del relato hist¢rico de la pen¡nsulaib?rica, lo que llevar¡a a Antonio de Nebrija a escribir en su cr¢nica sobre el reinado aquella rotunda expresi¢n: ®Hispania tota sibiRestituta est¯.