El ser humano necesita que su Dios le ayude en el d¡a a d¡a, para ello ha de comunicarse con Él. Plegarias, rezo, ofrendas, la superstici¢n, sacrificios, promesas?, instrumentos de comunicaci¢n y compromisopara obtener su protecci¢n. Dios. La consciencia de ser: elpensamiento. Desde su origen se crea esa figura, protectora y temida,sobre el alabastro de la idea, la niebla de la intuici¢n y laindefensi¢n de la peque¤ez humana. El sol, la luna, el t¢tem, laimagen, el espejo donde el propio humano se proyecta. Y en estaconversaci¢n se modelan las dos partes. Tambi?n, Dios comoposibilidad: la Raz¢n, la duda, la desesperaci¢n, el brote espiritualindisoluble al ser consciente. Necesidad y Cultura. Y la religi¢n como denominador com£n de todas ellas? Hablar, hablarse, el rito, soledad, amparo y seguridad? ?Quien habla solo espera hablar a Dios un d¡a?,ya lo qued¢ dicho el poeta. ¨Soliloquio? Quiz s, rezar, hablarse a uno mismo, a trav?s de la ¡ntima verbalizaci¢n, no sea m s que depurartoda la contaminaci¢n emocional y social que nos enturbia. Todo esconjetura, pero con una certeza insobornable: por m s que la plegariasea el c¢digo PIN para acceder a la voluntad de la Divinidad, Diosnunca ser  el cajero autom tico para satisfacer la necesidad materialde nuestros deseos. En todo caso, toda oraci¢n, que por definici¢ndebe ser aut?ntica y sincera, supone el m s elegante y bello poema que el ser humano puede trazar sobre el azul inabarcable del cielo. Deesto trata el ¡ntimo laberinto de esta obra.