Los poemas que aqu¡ se ofrecen fueron concebidos una tarde de verano a ra¡z de un viaje a la regi¢n de la Provenza. El primer poema queescrib¡, despu?s de la siesta (y titulado as¡), fue el que gener¢todos los dem s. Comprend¡ que aquella luz que quer¡a apresar sedesbordaba y generaba otros poemas que compart¡an su origenestival.

Por el poemario deambulan vecinos ilustres de lazona como Vincent van Gogh en Arl?s, Paul C?zanne en Aix on Provence o el poeta Ren? Char en L'Isle sur la Sorgue, artistas que construyeron mundos e inventaron maneras diferentes de habitarlos. Lo pict¢rico,el marcado cromatismo de los pintores mencionados, as¡ como elitaliano Della Francesca, marcan la pauta visual y carnal que intentoreflejar en el libro.

El trazado del r¡o Sorgue parece que va fluyendo entre los versos, y conecta los diferentes lugares ypersonajes que aparecen en las composiciones. As¡, el poeta provenzalBernart de Ventadorn se conjura en el recuerdo y en los adolescentesde las tardes de piscina en Zaragoza, en playas y en antiguascivilizaciones que regresan en ciudades reci?n descubiertas, endespedidas imprevistas, en las polaroids del director de cine rusoTarkovsky frente al horror de la guerra, en el parque de mariposas que me devuelve transformada e inevitable la imagen del ni¤o, todas ycada una de las cosas que el verano procur¢ y aqu¡ se recuperan.