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LA PARTITOCRACIA

Autor Gonzalo Fernández de la Mora

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  • ISBN13 9788419764546
  • ISBN10 841976454X
  • Tipo Libro
  • Páginas 242
  • Año de Edición 2024
  • Encuadernación Rústica

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Detalles del libro

Con ocasi¢n del Centenario de su nacimiento (1924), SND Editoresreedita una de las obras capitales de Gonzalo Fern ndez de la Mora, La Partitocracia (1976), un ensayo desmitificador y precursor, en el que explica con claridad lo que significa y d¢nde nos lleva laConstituci¢n de 1978. A continuaci¢n entresacamos algunas de lasfrases de dicha obra:





Los partidospol¡ticos no cesan de afirmar que son la condici¢n esencial de lademocracia, y que sin ellos solo cabe la dictadura. Este es su granlema propagand¡stico en una ?poca en que la democracia u oligarqu¡aarbitrada por el pueblo se respeta universalmente. La consigna hahecho fortuna, pero es falsa. Hay que desmitificar al r?gimen departidos con sufragio universal inorg nico y liberarlo de susrevestimientos ideol¢gicos de intenci¢n apolog?tica.





Los partidos pol¡ticos pretenden que, ademas de serconditio sine qua non de la democracia, son el mejor medio paraponerla en pr ctica. Tampoco esta pretensi¢n realizadora secorresponde con los hechos. La partitocracia anula la divisi¢n depoderes, el racional di logo parlamentario, la autodeterminaci¢n delos electores, la vida local y, en muchos casos, el gobierno de lamayor¡a, es decir, anula postulados democr ticos esenciales.





El propio Juan Jacobo Rousseau confes¢ su?mortal aversi¢n por todo lo que se llame partido?. Y Jorge Washington dijo en su famoso discurso de despedida de 1796: ?Permitidme que delmodo mas solemne os prevenga contra los perniciosos efectos delesp¡ritu de partido en general... cuando reviste car cter popular, semanifiesta en su forma mas viciosa, y es, ciertamente, vuestro peorenemigo?. Una de las figuras m s eminentes de la intelectualidadfrancesa liberal, Simone Weil, se pronunci¢ abruptamente sobre lospartidos pol¡ticos, a los que repudi¢ por considerarlos ?el mal casisin mezcla, porque son malos en principio y, pr cticamente, por susefectos?. No hay un solo pensador pol¡tico de talla que crea hoy queel Estado demoliberal de partidos sea un ¢ptimo absoluto, y, menostodav¡a, la partitocracia.

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