Al Norte de la hermosa Isla de Mallorca, la sierra de Tramuntana se yergue abrupta sobre las azules aguas del Mediterráneo como una colosal barrera que la protege del viento que lleva su nombre. Sus valles y barrancos están recorridos por un dédalo de pintorescos y atrevidos senderos que hacen las delicias del caminante que, mochila a la espalda, recorre las antiguas trochas abiertas por carboneros, comerciantes de la nieve y contrabandistas.