El reduccionismo, que consiste en explicar los procesos por sus elementos más sencillos, predomina en el pensamiento científico y sin duda ha conducido a grandes descubrimientos en todos los campos. Pero puede ir demasiado lejos. Tal es el caso de quienes limitan la existencia humana -el éxito en los negocios o la desesperación existencial; la salud y la enfermedad; la conducta y la orientación sexual- al mandato de los genes. En Trayectorias de vida, el autor propone una visión de la vida más rica y múltiple. Cada individuo, dice Rose, posee un itinerario singular: los gemelos idénticos, dotados de los mismos genes, adquieren diferencias con el tiempo. Rose ilustra su idea con abundantes ejemplos de la genética (que estudia el impacto del gen sobre la forma) y la biología del desarrollo (que aborda la interacción entre el organismo y el medio). Revela cómo cada vida se construye a través de la interrelación de fuerzas físicas -desde la química de lípidos y proteínas hasta las propiedades autoorganizadoras de las redes metabólicas- y llega a una conclusión asombrosa: los organismos son actores en su propio destino, no juguetes de los dioses, la naturaleza, ni la selección natural impulsada por los genes. Steven Rose es profesor de biología y director del grupo de investigaciones sobre el cerebro y la conducta en la Open University de Gran Bretaña, donde investiga los mecanismos moleculares de la memoria. En 1993 obtuvo el premio al libro científico en Gran Bretaña por The Making of Memory. También ha escrito The Conscious Brain y Not In Our Genes, publicado en español bajo el título No está en los genes.