Ángel Montoto rompe el fuego con una advertencia al lector sobre la fragilidad de la memoria. A raíz de la muerte de un agente de la CIA en el Irán de Jomeini -suceso éste que se mantiene en intriga hasta la última página del libro- el autor constata que el mismo hecho visto al mismo tiempo y desde el mismo lugar se ha establecido en la memoria de Xavier Miserachs y en la suya de forma diferente.

Dicho lo cual, el autor entra entusiasmado en lo que él llama su fabuloso Interviu y de ahí brinca y se entretiene en su primer reportaje con Xavier: una hora en Uganda y culatazos a saldo. La crónica de Montoto continúa por el Triángulo del Opio, sigue en guerras y revoluciones - Somalia, Uganda, Irán- pero también se permite una sorprendente y republicana incursión en el primer viaje de los reyes de España al África Negra. Luego, salto al vacío, cuenta fosas de asesinados por los falangistas en Castilla y, sobre todo, lo más importante según él, pone nombres y apellidos a los asesinos.

En esta crónica, muchas veces intimista, Montoto, apasionado y de plume acérée, han dicho de él los franceses, muestra su gran capacidad para comunicar, utiliza su experiencia en seducir al lector y logra eso del libro que se lee de un tirón.