El nacimiento de los pueblos europeos modernos es estudiado en este libro desde la perspectiva de la importancia que el Mediterráneo jugó en este largo proceso que se extiende desde el año 375 al año 1000. El Mediterráneo simboliza la herencia romana y es en el contacto con aquel Mare Nostrum tardorromano que los diferentes pueblos europeos construyen su identidad. El diálogo entre la idiosincrasia de estos pueblos que entran en contacto con los restos del imperium romano y la herencia de la idea imperial tardorromana es el hilo conductor de este paseo por el origen histórico de los pueblos que han dado origen a la mayoría de modernos estados europeos, confluyendo en una turbulenta época en la que, contra lo que pudiera parecer, el mestizaje y el intercambio cultural fueron las constantes.