Esta es la historia de un pequeño milagro. El que ha devuelto la dignidad a los habitantes de una comunidad pobre, en un país como Brasil donde la miseria y la violencia son algo cotidiano. Los moradores de Candeal, una favela de la ciudad de Salvador de Bahía, la antigua capital colonial del país, viven ahora en un microcosmos apacible en el que el sonido de los tambores ha vencido al de los disparos y su repique anuncia un futuro posible para los más pequeños. En Candeal ya disponen de agua corriente, electricidad, un centro de salud y, por fin, dejaron de convivir con las ratas y las aguas fecales. El artífice de esta transformación, un músico llamado Carlinhos Brown, ha encontrado una vía para modificar una realidad injusta de forma pacífica e inteligente, a través de la belleza del arte. Ese pequeño universo improbable es el que ha fascinado a Fernando Trueba hasta el punto de rodar allí una película con la que mostrar al mundo que los buenos a veces también ganan.