Su carácter', decía Mayrhofer de Schubert, 'era una mezcla de ternura y rudeza, sensualidad y candor, sociabilidad y melancolía'. Es una opinión sincera que merece consideración porque fue escrita por un amigo, un amigo que conocía por sí  mismo el significado de la melancolía. No es muy sorprendente que no se corresponda con la imagen legendaria del compositor como una criatura inocente que cantaba despreocupadamente  todo el tiempo como la cigarra del cuento. Como todo verdadero músico, Schubert tenía el don de la intuición, pero también tenía una enorme capacidad de trabajo y se esforzaba mucho para satisfacerse a sí mismo y para conseguir una reputación.La vida de Schubert no estaba bien organizada, pero se las arreglaba para subsistir con los ingresos esporádicos de clases y de la publicación de una pequeña proporción de su producción y con la generosidad de aquellos que creían en él.