Barcelona fascina por su estilo de vida mediterráneo, palpable en innumerables bares, cafeterías y locales. La ciudad junto al mar, rodeada de montañas, emana un encanto especial y es, al mismo tiempo, hipermoderna y está cargada de tradiciones e historia. Barcelona atrae a los aficionados al arte y la cultura, con un barrio gótico excepcionalmente bien conservado, el esplendor único del modernismo catalán y galardonados edificios posmodernos. A todo ello hay que sumar el suave clima mediterráneo y la exquisita cocina catalana, considerada una de las mejores y más innovadoras de Europa.

Quien llega a Barcelona en avión puede conocer la ciudad en el vuelo de aproximación. Delante se encuentra el Mediterráneo; a los lados, la urbe está limitada por suaves montañas. El laberinto de callejuelas del núcleo gótico contrasta con los notables rascacielos y las torres ultramodernas. Justo al lado se extiende el damero de calles del barrio modernista. Esta importante capital del diseño tiene el mayor casco antiguo de Europa después de Nápoles, donde el visitante puede perderse durante horas y, además, es una ciudad que se abrió al mar. Donde hasta entonces tapaban la vista las desoladas naves industriales, se puede disfrutar hoy de una playa kilométrica.

Barcelona es un lugar lleno de atractivos contrastes, siempre en movimiento y que siempre consigue sorprender al turista. Y no hay que entristecerse si no se ha tenido tiempo de verlo todo. Solamente hay que decirse: «la próxima vez», pues los que se marchan de esta ciudad, donde la cultura y la diversión están garantizadas, suelen hacerlo con el firme propósito de volver a visitarla.