-¿Y si le llevo agua de mar?
No, eso ya lo tiene,
porque el mar está en sus ojos.

Hoy es el cumpleaños de Mario y Jana está invitada a merendar en su casa. Aún no sabe qué regalarle y por el camino va pensando en un obsequio para su amigo. A ella se le ocurren muchas cosas, pero no es fácil decidirse cuando se quiere algo especial.

De la mano de la protagonista de este álbum de la Colección O de OQO editora descubriremos que los mejores regalos no son los que se compran. Ana Tortosa elige un título muy revelador, Con las manos vacías para este cuento que nos presenta valores muy alejados de los que la sociedad de consumo en que vivimos trata de imponernos.

En él, la autora invita a los más pequeños a mirar más allá de las cosas materiales y a explorar otras alternativas de ocio: la naturaleza, la imaginación, la amistad. Y a partir del original juego de preguntas y respuestas de la protagonista, crea un cuento que tiene mucho de adivinanza.

La lectura de este álbum exige lectores despiertos y he aquí el reto que la escritora nos propone a todos: adivinar la identidad de este misterioso Mario antes de llegar al final. Resolver el enigma no es tan complicado, pero hay que estar muy atentos a cada una de las pistas que la pequeña Jana nos va a ir dando a lo largo del relato.

Cecilia Varela en esta segunda colaboración con OQO editora, ha llenado de luz y vida cada una de las páginas del libro. Sus continuas referencias al mar y los motivos marinos (el timón, la playa, el faro, la caracola.) son una metáfora de ese mar de preguntas por el que navega Jana en busca del mejor regalo para su amigo.

Dos personajes, un gato negro y un pulpo, la acompañan en su aventura. La ilustradora ha escogido a estos compañeros de viaje porque se trata de animales vinculados tradicionalmente con la cultura marinera.

Ahora quizás nos sorprende, pero hasta no hace mucho los marinos viajaban con gatos a bordo para controlar a los ratones. Para ellos eran como amuletos de la buena suerte y son muchas las supersticiones que existen en torno a estos animales.

La historia de los navegantes también está plagada de relatos acerca de pulpos gigantes. Sin embargo, el pulpo de Cecilia Varela no provoca miedo. En las imágenes explota el lado más lúdico de esta criatura y saca partido de sus características físicas: los tentáculos, su flexibilidad. Mientras que los gestos y ciertos elementos de attrezzo (ora sostiene una taza, ora un paraguas, etc.) le ayudan a humanizar a este pulpo juguetón y travieso.

Pero como todos sabemos, los cuentos tienen un principio y un final. Jana sin darse cuenta, llega a casa de Mario. ¿Queréis saber qué le regalará?

Texto de Ana Tortosa
Ilustraciones de Cecilia Varela