La vocación, la inclinación, la inspiración, la disposición. el destino.
Laberinto entre nacimiento y muerte. Vocación, aquello que el sujeto cree que se propone, o que la vida le propone o, más aún, aquello a lo que "cree" que está llamado, por Dios, por la patria. por el padre.

Antes estas perspectivas las contribuciones de María Ester Jozami optan por no responder sobre la vocación desde los lugares "oficializados".
Respecto a ello, y lúcidamente interroga la cuestión de la vocación desde el psicoanálisis para marcar algunas respuestas que surgen, sorpresivamente, en ese plus de significación que deja la lectura de su investigación: la vocación no es sino el destino. Pero entonces, ¿cómo se orienta el destino, el destino del sujeto del inconciente freudiano, sino interrogando su deseo?
Jozami traza en ese sentido "los mil y un" destinos posibles que pueden enmascarar las llamadas "elecciones" vocacionales y profesionales. En tales "elecciones" se juegan las trampas del narcisismo y las identificaciones, pero también, las del goce, las del superyó que solo manda a fracasar, las del síntoma que renguea entre la satisfacción y la sustitución, y las de la sublimación que permite crear sin retroceder en la negociación posible entre deseo y goce.
[.] Verdadera vuelta de tuerca del trabajo que comentamos que pone en cuestión a los orientadores, conmueve toda certidumbre y llega a desorientarnos convocando a la incertidumbre subjetiva de los lectores.

Marta Gerez Ambertin

"Paradoja: "elegir libremente" en su condición de sujetado. Así, el proceso de elección -en la perspectiva del psicoanálisis- reproduce el lazo social; es decir, esa estructura articulada donde nos encontramos alienados, identificados, de una manera irreductible: vel alienante, elección forzada.
A esta condición se le suma el dilema de la noción de responsabilidad que implica reconocer cierto grado de libertad en cada sujeto. De esta forma, la libertad es una creación, es decir, una construcción. En consecuencia, ser libres, es decir, responsables de sus actos y por añadidura de sus elecciones, de ningún modo es algo dado.
Lo que le permite situar, a partir de la demanda de orientación vocacional, la problemática de la elección vocacional en el estatuto del síntoma; un "síntoma en estado de enigma que aun no estaría formulado". Desde el lugar de "orientadores vocacionales" -nos aclara- es posible pues escuchar algo más que el pedido y, por lo tanto, remitirlo a su propia pregunta. Es decir que en el sujeto se dibuje algo cuya índole es que se le sugiere que hay una causa para el síntoma-enigma.
En "el adolescente un sujeto-un exilio" nos enfrentamos no a un problema de identidad sino a la posición del sujeto en la estructura.
Por los tropiezos del yo en el dominio del complejo de Edipo "el adolescente grafica, a veces hasta la caricatura, al sujeto enfrentado a su exilio estructural", pues todo sujeto ha nacido en otra parte.
Y como "la pasión enfrenta al hombre como sujeto-agente responsable de su destino", María Ester Jozami insiste en homologar pasión-vocación-destino que cual piezas intercambiables, dan cuenta, como en el comienzo de su libro, de la constitución del sujeto y de sus posibilidades de situarse en relación al enigma de la vocación-invocación: esos infinitos destinos posibles que pueden abrir las llamadas elecciones vocacionales." (J.C. Cosentino)