á+Hay alguna relaci¾n entre lo que un alumno puede saber y lo que su maestro ignora?
+QuÚ lugar ocupa lo que ignora?+Cußl es la funci¾n de lo que sabe que ignora e ignora que sabe? Cada una de estas preguntas componen una condici¾n en el proceso de ense±anza aprendizaje, y seguramente intervienen facilitando u obstaculizßndolo.

La posici¾n singular de aprender del docente, de saber, conocer; las vicisitudes de su propia curiosidad, sin duda fortalecen o debilitan la tarea educativa.

“El maestro que aprende”, o lo que en estas pßginas se hablarß sobre ello, no implica precisamente tomar al docente como alumno; no se trata de hacer pasivo lo activo, para luego invertirlo. Es mßs bien pensar la formaci¾n como una compleja construcci¾n que en absoluto se agota en conocimientos y metodologÝas y por el contrario se enriquece con otras preguntas, otros recorridos en los cuales el maestro habrß aprendido, estarß aprendiendo. Posibilidad de interrogaci¾n que implica un riesgo, el de poner en cuesti¾n algo que le concierne. Hacerle lugar a la necesaria ignorancia del maestro va mßs allß, entonces, de lo que se conoce como capacitaci¾n, como formaci¾n; es disponerlo a una posici¾n que al mismo tiempo lo ubica, lo habilita y tambiÚn lo resguarda de los efectos de su prßctica