El rumor hoy en día es una realidad altamente perjudicial para cualquier forma de convivencia social. Y resulta aún más peligroso ya que se presenta bajo una apariencia inocente o ingenua: “yo no sabía nada”, “no tenía ni idea de que eso fuera así”, “como todo el mundo lo decía”. El rumor daña la reputación de las personas, incita a comportamientos violentos (debido a la ignorancia de la verdad, la ceguera de la realidad o simplemente la necedad) e incluso hace que un cerrar y abrir de ojos caigan las bolsas financieras. De allí que todos tenemos la responsabilidad de actuar y de tratar de descubrir la verdad que cubre el rumor por el bien común. Nadie está exento de ser atacado por un rumor.

Está claro que no podemos detener todos los rumores. Funciona exactamente como un virus, un virus social que cuyas consecuencias pueden ser tan dramáticas como imprevisibles. Por eso es necesario evaluar, analizar, medir y calcular la repercusión de determinados rumores, y ver si se trata de un “rumor letal” o no. Un rumor letal es aquel que en poco tiempo puede desestructurar y romper el equilibrio social de un colectivo concreto y en un momento determinado.

¿Cómo circula el rumor? A través de cada uno de nosotros: de nuestros relatos cotidianos que nos cuentan y que nosotros contamos. Cada uno de nosotros transmitimos o no un rumor. Ejercemos permanentemente una forma de influencia. y creamos una redes de influencia a nuestro alrededor (familiar, vecinos, asociaciones, entidades, etc.). Cómo se sabe si estamos ante un rumor o no? Ante relatos con ambiguiedad. Hay que estar alerta ante los mensajes ambiguos y genéricos (“todo el mundo sabe que”..; “todos aquellos hacen esto o lo otro”; “son ellos los que han provocado esta situación”; “todos sabemos que no paga ni dios” ). Esto no tendría ninguna importancia sino es porque sus metas son siempre conflictivas y destructivas. El uso social, político y económico del rumor a lo largo de la historia reciente demuestra que es un fenómeno muy peligroso. Se convierte en desconfianza, desequilibrio e incluso violencia.

¿A quién puede interesarles los rumores? ¿Hay alguien detrás de ellos? O ¿se crean espontáneamente? El rumor tiene muchas caras posibles, como un dado. Por eso es importante estudiarlo y actuar ante él sin piedad. La base y la esencia del rumor es el resentimiento que se proyecta. Puede generar agravios comparativos, enesmitad por supuestas actuaciones no verificadas, separación y ruptura ante supuestas informaciones no aclaradas.

¿Hay más rumores hoy en día? Definitivamente sí. Y además ante la proliferación de tecnologías y aplicaciones como las “redes sociales” hace que la capacidad para la propagación sea instantánea. No todos los rumores pegan. Y nadie quiere verse involucrado en un rumor. Por una sencilla razón: el rumor ha estado siempre muy mal visto. Aunque se tolere. El rumor es éticamente reprochable, religiosamente repudiable (dado que el 96% de la población cree en algo divino) y jurídicamente denunciable (una vez que se verifica que lo que se dice es mentira y que se sigue diciendo).