El descubrimiento de los antipsicóticos, los progresos en neurociencias y los cambios sociales, especialmente en el campo de los derechos humanos, tuvieron consecuencias importantes en la manera en que la sociedad comenzó a percibir a las personas afectadas por enfermedades mentales graves, su pronóstico y los objetivos de su tratamiento.
El proceso al que se ha llamado desinstitucionalización, desmanicomialización o deshospitalización, generó la necesidad de crear dispositivos que ayudaran a las personas con patologías mentales crónicas graves para que el objetivo de su tratamiento no fuera sólo mantener la estabilidad obtenida, sino también su rehabilitación y su reintegración social.
Sin embargo, ya no alcanza con rehabilitar. El objetivo hoy es la recuperación de las personas, mejorando su calidad de vida y conservando su lugar en la comunidad como sujetos de pleno derecho. Esta recuperación no significa la cura de patologías que todavía no la tienen, sino un proceso continuo que requiere del desarrollo de la resiliencia del sujeto para que tenga una vida tan cercana a la normal de su cultura como fuera posible, pese a la enfermedad y sus síntomas, con participación activa en la vida comunitaria, decisión sobre su destino, auto-respeto, responsabilidad, esperanza y satisfacción con su propia vida.
Este libro, que incluye contribuciones de los profesionales más destacados en el tema a nivel mundial, constituye un aporte original a la reflexión sobre esas nuevas tendencias en el campo de la Salud Mental.