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Revista Letras Lacanianas Nº 14. a-dicciones

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España peninsular
  • Tipo LIBRO
  • Páginas 103
  • Año de Edición 2017
  • Idioma Castellano
  • Encuadernación Rústica

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Detalles del libro


Hay la huella del parlêtre, huella que se borra haciendo surgir el significante y produciendo el goce, dando lugar a la inscripción de las marcas que harán a las constantes del parlêtre, a su inercia, a su a – dicción singular. En el Seminario 16 Lacan plantea al objeto a como “el efecto de la captura de algo primitivo primordial”, y lo nombra, “el índice de la necesidad repetitiva”.

Del objeto a y las palabras, de lo que se capturó y se repite, escriben los autores que con sus textos dan cuerpo al Dossier de este número.

Algo que se captura y escapa a ser dicho ex – siste, entre y por las palabras, trazando los itinerarios del recorrido pulsional que deja sus marcas en el cuerpo, plantea Paloma Blanco en su texto; marcas a – dictivas que fijaron un goce repetitivo, oral en el caso de Dora, tal como trae Estela Solano, que nos muestra como condensa ahí la satisfacción primitiva y el lugar de la femineidad.

Esperanza Molleda, sirviéndose de Catherine Millet, se adentra en el lugar del a desde la lógica fálica y desde la lógica femenina, bordeando eso que se mal-dice.

Hay el objeto a, ese que se tiene fugazmente, y hay también el que está ahí, como plantea Graciela Sobral; pero hay también, como afirma Eric Laurent, otros objetos, que lejos de ser fugaces son “presencia absoluta”, objetos que no son a sino adictivos, que sin enlazarse a la palabra se imponen al sujeto.

Objetos a como efectos de la incidencia del lenguaje en los cuerpos; lenguaje que traumatiza, agujerea, que produce pérdida y recuperación, como plantea Miriam Chorne, sirviéndose de la contemplación de la obra de arte… entre lo visible y el vacío. Efectos de lo que se borra, de lo que se capta y de lo que el parlêtre busca reeditar, como escribe Juan Carlos Pérez.

Sobre el imposible de escribir el parlêtre escribe en su cuerpo sus vías de goce, vías por la que transita la satisfacción repetitiva, núcleo del síntoma. Sobre esto nos enseñan los Analistas de nuestra Escuela en la sección del Pase: Dalila Arpin, Dominique Holvoet y Veronique Voruz, quienes, en su enseñanza, nos trasmiten la manera en la que cada uno pudo ir más allá de su a – dicción, cambiando su posición con respecto a lo que no cambia y extrayendo una satisfacción nueva. De esto se trata un análisis, hacer de otro modo con lo irreductible inventando algo nuevo; para esto hace falta ir más allá de la verdad, de su velo, tema sobre el que escribe Zacarías Marco en Escrituras, hace falta ir más allá de la ficción con la que cada parlêtre ordenó su caos. Se trata de un más allá que no se consigue sin el acto del analista, el que, al trascender la dicción común, es un acto poético.

Las palabras son la arcilla con la que construimos todo, nos dice Tute, el artista con el que conversamos en Letras en la ciudad, palabras con las que construimos una ficción, pero con las que también se puede hacer poesía.

Llegar a hacer poesía, a inventar una solución en el borde, no sin satisfacción, es la orientación que nos dio Lacan, quien avanzó llevando su estilo teórico hasta los confines de la invención poética, como trae Vicente Palomera en su texto.

Psicoanálisis, poesía, letra viva… la de Marta Davidovich, quien nos acompaña, a pesar de su partida.

Las letras ya están dispuestas, ahora queda despertar el deseo de ser leídas.